Cinco tuits y una biblioteca para explicar el mal de ojo

En su primer mes al frente del Ministerio de Salud, Lucrecia Hernández Mack, médico, académica y la primera ministra que salió ‘de las plazas’ de 2015, está pasando de ser una gran esperanza al blanco de críticas en redes sociales por un proyecto que incluye enfermedades como el mal de ojo en la estrategia nacional para fortalecer los puestos de salud y así descongestionar los hospitales. El proyecto, al que ha dedicado buena parte de su vida en los últimos 15 años, es más desafiante y exitoso de lo que parece. Y no va a dar marcha atrás.

FOTO DE CARLOS SEBASTÍAN

Lucrecia Hernández Mack parece tener hormigas en los pies. Camina rapidísimo por los pasillos del laberinto del Ministerio de Salud. Sin maquillaje, va con jeans y botines cafés, camisa arremangada de botones y prisa. Como si no fuera una ministra sino una mezcla de médico del hospital nacional lleno de carencias o de una oenegé que quiere salvar niños en un pueblo perdido de las montañas del altiplano.

Cuando explica su proyecto a periodistas de este medio (en el que ha escrito blogs) ya no sólo parece una médico sino una antropóloga ‘nerd’. Quince años de marco teórico, investigaciones de campo, procesos de conversación con las autoridades mayas, ensayarlo en 147 puestos de salud en el país y tener resultados exitosos. Un proyecto que empieza mucho menos popular que otras decisiones suyas, como cerrar dos viceministerios, crear una unidad anticorrupción o que el MP y la CICIG coloquen una oficina para investigar dentro del Ministerio.

¿Por qué se toma en cuenta el mal de ojo dentro de la ciencia de la medicina?

Se empieza por un cuestionamiento de la medicina occidental y por ver que esta se topa con la pared. Podés tener tecnología de punta y de todos modos los niños se te siguen muriendo de desnutrición y de diarrea. Se debe ser críticos de lo que hemos venido implementando, de nuestras batas blancas y de cómo una inyección o un micronutriente no te quita el hambre. Se debe abrir la mirada. Nos hemos dado cuenta que no estamos llegando a la gente. Por ejemplo, aunque los partos en los centros de salud son gratuitos y las comadronas cobran, la gente prefiere pagarle a una comadrona. Empezando por ahí. Entonces se pasa por un cuestionamiento profundo de lo que se ha hecho desde las instituciones, desde la medicina y desde la ciencia para darse cuenta que funciona pero que tiene un límite. Hay que venir y decir “tiene que haber algo más”.

¿Pero será que no funciona porque Guatemala es el país que menos invierte en Salud en todo el continente?

No funciona por muchas razones, además de la limitación de recursos. Yo siempre he pensado que en la salud pública de Guatemala hay muchos desafíos: no hay plata, no hay gente (suficientes doctores o especialistas), no tenemos suficientes puestos de salud, hay pobreza, etcétera. Pero el desafío mayor está en el campo de las ideas, está en nuestro chip mental de cómo entendemos la salud y de cómo la atendemos. Ese es el verdadero desafío.

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Foto de Carlos Sebastían

¿Cómo así?

Se arma un gran escándalo por venir y plantear que hay que reconocer que para mucha gente existe el ojeado. Nuestra principal limitación es en nuestros esquemas mentales anacrónicos. Hay una cuestión arrogante, porque mientras aquí en el mundo urbano, en la clase media y alta estamos hablando de yoga, chacras, acupuntura y equilibrios de energías o rezando oraciones para complementar lo biomédico, estamos cuestionando a pueblos indígenas de por qué creen en estar chipe o en el ojeado. Entonces hay racismo, una idea de superioridad de la ciencia cuando vemos que la ciencia no termina de funcionar, no termina de resolver.

No son chacras, sino chipe y mal de ojo, pero ¿cuál es el objetivo?

Es empezar planteándonos que debe haber algo más de lo biológico. Seguramente hay muchos otros procesos que pueden estar influyendo en la salud. Tal vez tú no lo crees pero mucha gente sí lo cree y eso es importante para la salud pública, porque estamos pensando, no en la práctica privada o en la atención de un grupo de personas, sino que estamos pensando en políticas públicas nacionales.

Voy a aprovechar para quejarme un poco de los medios y contextualizar lo que divulgaron hace poco. Hay que aclarar que no se está impulsando una política de pertinencia intercultural per sé. Nosotros, lo que estamos proponiendo, es que el Modelo Incluyente de Salud (MIS), que ya funciona con resultados en 147 puestos de salud (el 13% de todos) sea la estrategia nacional de fortalecimiento del primer nivel de atención del Ministerio, para descongestionar los hospitales, la seguridad alimentaria, la reducción de la desnutrición crónica. En una conferencia de prensa alguien hizo la pregunta sobre un rumor de que queríamos tener algo de pertinencia intercultural. Yo básicamente lo que hice fue comentar en 15 segundos algo sobre el asunto y a partir de ahí, titulares bastante tendenciosos.

¿Cuál es la esencia del MIS?

El MIS es un modelo con base conceptual que plantea un concepto multidimensional de la salud. Se cuestiona esa idea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que la salud es un estado de bienestar físico, mental y social, y se agrega que es dinámico y no estático, que tiene muchas más dimensiones como lo energético, económico, político, laboral, cultural. Dependiendo de cómo entendemos la salud, así es como actuamos sobre la salud. Por eso necesitábamos un concepto mucho más amplio de la salud, más que el que la misma OMS propone. La salud no solo depende de lo social ni de lo biológico, hay otras dimensiones que pueden jugar un papel en la salud de la gente, como lo espiritual para algunos. Es un match entre lo institucional y lo comunitario.

¿Cómo así?

Antes de que una persona vaya a un servicio de salud, primero existe la auto-atención, que es el verdadero primer nivel universal de atención. Por ejemplo, si me duele la garganta, puedo decidir entre no hago nada y ver qué pasa, tomar el té de la abuela, un acetaminofén o el jarabe que me funcionó la vez pasada. Toda la gente se atiende a sí misma.

Tras intentar definir cuál es el primer nivel de atención de salud, se identificó que existe un ámbito institucional (puestos y servicios de salud) y un ámbito comunitario. Ambos son de naturalezas distintas. En un ámbito institucional hay normas, reglas, horarios y salarios. En un ámbito comunitario hay diversas organizaciones, no tienen horarios, hay más voluntariado; en ambos hay pulsos de poder. El primer nivel intenta una articulación entre lo comunitario y lo institucional. De ahí surgen cuatro perspectivas fundamentales: derecho a la salud, perspectiva de género, pertinencia intercultural y la relación con medio ambiente.

El MIS está enfocado en los puestos de salud, es decir en el primer nivel de atención del Ministerio de Salud. El segundo nivel son los centros de salud y el tercero es el de los hospitales. En el reglamento orgánico del Ministerio se establece que en los puestos de salud debe de haber un auxiliar de enfermería dando atención y a veces algún estudiante de medicina en su EPS (ejercicio profesional supervisado). Hoy, deberíamos de tener más de 5,000 puestos de salud pero solo hay alrededor de 1,100. Estos 1,100 se enfocan en lo materno-infantil y no atienden a toda la población, sino que se enfocan en niños menores de 5 años y mujeres en edades fértiles. Son muy pocos puestos de salud –únicamente servirían para atender a una población de 6 millones, la que teníamos en 1970 – y en términos de atención el énfasis es muy reducido.

Como ese primer nivel es casi inexistente y el segundo tampoco es tan eficiente, resulta que todo se complica y sobrecarga el tercer nivel (hospitales), donde deberían de llegar los problemas menos frecuentes que necesitan atención más especializada.

Otra debilidad de los puestos de salud es que tienen alrededor de 18 programas de salud que se traslapan entre sí y un único auxiliar de enfermería debe coordinarlos. El MIS reorganiza este desorden e implementa tres programas: individual, familiar y comunitario. Se requieren también de dos a cuatro auxiliares de enfermería para rotarse en los puestos (visitas familiares, consultas, trabajo comunitario).

Foto de Carlos Sebastían

¿Y cómo llegamos a tratar el mal de ojo?

El mal de ojo (desde lo tradicional y lo occidental) es riesgo de muerte infantil.

Un método concreto de la estrategia del MIS es el de las visitas familiares integrales abordadas desde el programa familiar. Estas no son lo mismo que una consulta a domicilio, ya que toman en cuenta todo. La dinámica familiar, condiciones de vida, el manejo de excretas, de basura, de animales, si hay abandono de adultos mayores o niños, si hay maltrato, si alguien plantea que hay violencia y pide ayuda. Ahí, por ejemplo, se hace algo que se llama autopsias verbales.

Son métodos de análisis de causas de muertes. Son narraciones o crónicas de lo que ocurrió y son útiles como métodos de prevención de futuras muertes. Se realizan a nivel familiar preguntando si algún niño se ha muerto durante los últimos años. La pregunta básica es “¿usted por qué cree que murió su niño?” y el 80% contesta “por ojeado”.

Independientemente de que ustedes crean o no en el ojeado, un niño ojeado tiene riesgo de morir y hay que darle seguimiento. Independientemente de que ustedes lo interpreten como diarrea, y alguien más como un problema energético, igual se le debe de dar seguimiento a ese tipo de casos. La política nacional de salud no puede ignorarlo.

¿Cuándo interviene lo institucional (para rescatar lo que no puede rescatar lo tradicional)?

En el programa comunitario lo primero que se hace es una consulta comunitaria para reconocer que hay organización comunitaria. Un acercamiento con las comunidades para reordenar territorio, para identificar brechas para ver si están de acuerdo que haya un centro de salud y dónde colocarlo. Después se hace un censo y se busca si hay personas que son terapeutas mayas o populares y eso permite empezar a hacer directorio de terapeutas.

Es increíble, por ejemplo, cómo una población de 2 mil personas, tenemos nosotros 3 auxiliares de enfermería pero hay 20 comadronas y otros 15 terapeutas. Entonces uno empieza a darse cuenta que hay una red muy amplia de terapeutas a nivel comunitario que nunca han sido visibilizados pero que son los que están resolviendo problemas. De ahí en el nivel comunitario, lo que se plantea son intercambios, no estamos hablando de capacitaciones, estamos hablando de intercambios, o sea relaciones horizontales, los servicios de salud pueden aprender de los terapeutas y viceversa.

Ese es el clic entre lo institucional y lo comunitario. Entonces hay, básicamente, intercambio de conocimientos y saberes trimestrales. Los terapeutas tienen ahora unos instrumentos, con maicitos y frijoles porque muchos son analfabetas, que les permiten calcular a cuántos niños atendieron y por qué.

Se hacen reuniones mensuales con las comadronas para hacer análisis de situación, discutir casos que se han presentado, y nos dicen “se me complicó tal embarazada o tal mujer, o hice tal cuestión o tuve que acudir con la mujer embarazada a algún lado”. Pero lo que se busca es tener esa relación horizontal.

El objetivo es que ambos sistemas sean complementarios. La comadrona puede recomendarle a sus pacientes métodos occidentales o referirlos al auxiliar de enfermería pero también los auxiliares pueden recomendar a terapeutas para que apliquen sus métodos. La referencia de lo comunitario a lo institucional y viceversa es donde se hace clic.

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Foto de Carlos Sebastían

Que si a una comadrona se le está complicando un parto, que lleve a la mujer al hospital.

Las mujeres embarazadas deciden si quieren ser atendidas en el centro de salud o con su comadrona. Si la comadrona quiere acompañar a la mujer al servicio, eso es promovido. Muchas veces las mismas mujeres prefieren que la comadrona las atienda en su casa. Esta es una cuestión de visiones. En el ámbito institucional nosotros medicalizamos el acto del nacimiento. En el caso comunitario, es un acto social. Es donde está la familia echándole porras a la mujer, por ejemplo. Hay una concepción diferente de las cosas. Desde el MIS, las mujeres embarazadas están siendo atendidas por las comadronas y por los servicios, ya que se les da seguimiento a lo largo de todo el embarazo, junto a su familia y su comadrona, si es que la tiene. Se trabaja también un plan de emergencia familiar que empieza detectando señales de peligro por si la mujer eventualmente tendrá que ser trasladada a un servicio de salud y se planifica la logística detrás. Desde quién toma la decisión hasta en qué carro se va a mover. Esto nos ha permitido reducir muertes maternas e infantiles.

[Por ejemplo, un estudio del SIMIS titulado “Análisis de situación de salud, daños, mortalidad por grupo edad y año” demuestra que en tres distritos de salud en donde está presente el MIS, las tasas de mortalidad infantil bajaron significativamente por cada 1000 nacidos vivos. En Rabinal (Baja Verapaz) de se pasó del 52.3% en 2014 a 14.85% en 2015; en Cuilco (Huehuetenango) de 23.6% a 8.26%; en Guineales, Sololá (Sololá), de 19.1% a 8.68%. La meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015 de SEGEPLAN era reducirla a 24 por cada 1,000 nacidos vivos a nivel nacional.]

Es una interacción entre terapeutas mayas y el servicio de salud occidental.

Todo esto responde a lo que nosotros llamamos la coordinación en paralelo, que fue lo que solicitaron los guías espirituales y terapeutas cuando se les consultó entre el 2000 y el 2002. Ellos decían: “queremos trabajar con el Ministerio y las instituciones pero no queremos integrarnos a ellas, porque integrarnos implica subordinarnos”, que es lo que ha pasado en otros países, en donde viene y se le dice al terapeuta: “mire ahora usted va a dar atención dentro del puesto de salud” pero lo ponen a hacer la limpieza, a atender alguna que otra,cosa. Entonces dijeron: “trabajemos coordinados pero no integrados”. Así, yo me quedo en mi ámbito comunitario y tú te quedás en tu ámbito institucional. Entonces tendemos puentes y comunicaciones pero cada quien con lo suyo.

Para aclarar: no es que el chipe o el ojeado o el susto se atienda en el centro de salud. Es venir y decir, ¿quién atiende eso? Los terapeutas mayas. Entonces vamos a llevárselos a los terapeutas mayas. O se pregunta si quiere tratarse con plantas medicinales con propiedades farmacológicas o con medicinas químicas. Obviamente hay cosas que no se pregunta: si hay un niño con neumonía, se le da antibiótico. Eso es de cajón y protocolo. Pero hay otros problemas que pueden ser atendidos con plantas.

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Foto de Carlos Sebastían

Es un nuevo sistema de salud.

Tenemos varios sistemas de salud. Existen diferentes conceptos de salud. Según como tú ves el mundo, tenés un concepto de salud. Y dependiendo de ese concepto de salud, tenés enfermedades distintas. Nosotros (médicos) tenemos un catálogo internacional en donde están descritas todas las enfermedades identificadas en el mundo occidental de la biomedicina. Todas son biológicas y algunos trastornos mentales.

Pero luego tenemos estos otros sistemas de salud, que como incorporan otras dimensiones, como lo energético, lo espiritual, tienen otro tipo de enfermedades. Y para este tipo de enfermedades tienen otros recursos, otros terapeutas. Si no, miremos la acupuntura. Identifica canales energéticos; es otro sistema. Como la ayurvédica (de la India). Es todo un sistema distinto.

¿Y cómo explicarías qué es el ojeado en este marco?

¿Qué sucede? Al parecer es un desequilibrio energético porque un niño tiene una energía más débil que el resto de personas y una mujer con menstruación o alguien alcoholizado y le tira mala vibra y le desequilibra su energía. ¿Qué hace el terapeuta o la terapeuta maya? Mira qué tipo de desequilibrio es y, por ejemplo, usa un huevo. Y no lo usa por su nivel de albúmina o su nivel proteíno-calórico. O la arúgula o la albahaca y no por sus propiedades farmacológicas. Es porque esas plantas tienen cierto tipo de energía que ayudan a equilibrar la energía del bebé. Eso es diferente a tomar un té que tiene propiedades antistamínicas.

Es más parecido a la acupuntura y la energía.

La ciencia, entiendo en Alemania, ya está logrando identificar canales energéticos, que la acupuntura había identificado cientos de años atrás.

Yo creo que la ciencia, nuestra ciencia biomédica occidental, probablemente no se ha desarrollado lo suficiente para ver cosas que a lo mejor estos otros sistemas ya identifican.

En mi caso, por ejemplo, como no manejo este concepto, yo soy formada desde una institución biomédica occidental, nunca se me ocurrió buscar si mis hijos estaban chipes u ojeados. Pero desde la salud pública, si tú tenés a más de la mitad de la población o casi la mitad de la población con un concepto diferente de salud y un sistema diferente de atención, o los ves o los ves. O no vas a llegar a ningún lado.

¿Sabés dónde se mira los diferentes conceptos de salud? En la autoatención. Un té, acetaminofén y como soy católico, voy a rezar a la Virgencita. Ahí estás incorporando más dimensiones que sólo lo biológico. Es decir: hay vida más allá de lo biomédico, la salud va más allá de lo biológico, aunque uno no se lo crea. Es cuestionarnos esa superioridad y arrogancia de la medicina occidental.

Para salvar vidas.

Pero vienen otras personas a decir que son tonteras, pero la Universidad de San Carlos, la Landívar y la Marroquín enseñan a sus estudiantes de medicina clases de medicina tradicional. Y el Ministerio de Salud, ¿cuándo? De manera fragmentada. Esperamos, al volverlo una estrategia nacional, haga eficiente al sistema y descargue a los hospitales.

Usted ha sido una tuitera destacada. ¿Cómo resumiría el MIS en 4 tuits?

Es el reconocimiento de que existen otros saberes.

Lo maneja la mayoría de la población.

Es reconocer que otras personas manejan otros sistemas de salud más allá de los biomédicos occidentales.

La salud pública no puede seguir ignorando esto.

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Y, además, dejar de ignorarlo y asumirlo como política pública trae mejores resultados.

Fueron cinco tuits.

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Foto de Carlos Sebastían

FUENTE: https://nomada.gt/cinco-tuits-y-una-biblioteca-para-explicar-el-mal-de-ojo/?utm_content=buffer323db&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer

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