Los retos políticos de la innovación biomédica: ahora, hay que pasar a los hechos

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Que la innovación biomédica haya unido su destino a la iniciativa privada quiere decir una cosa: la ganancia económica es el principal objetivo; la salud, si llega, secundaria.

Al igual que en otras áreas económicas (como la financiera), una premisa ideológica ha dirigido las políticas públicas que, en este caso, han regulado la interacción entre tecnologías biomédicas e iniciativa privada: el laissez faire.

Siguiendo esta premisa ideológica, sin ninguna base empírica, el mercado libre garantizaría que las innovaciones que no aportan valor desaparecieran y las que sí lo hacen, porque producen beneficios en términos de salud, sobrevivan y procuren beneficios económicos para sus desarrolladores a la vez que salud a la sociedad y a los ciudadanos. Una lógica difícil de contestar: más beneficios para las empresas que mejores productos hayan desarrollado.

Sin embargo, el laissez fair, basado en el mito de la “mano invisible” liberal, se ha mostrado falso, especialmente aplicado al mercado biotecnológico. ¿Por qué? Porque la tecnología biomédica es un producto difícil de evaluar y muy sensible al marketing. Una combinación terriblemente peligrosa que ha conducido a un escenario en el que las nuevas tecnologías cada vez tienen menos impacto en la salud de pacientes y poblaciones pero cada vez suponen un gasto más elevado dentro de los presupuestos públicos dedicados a sanidad.

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Por el camino, la tremenda capacidad de influencia de la industria biotecnológica está afectando gravemente a la credibilidad de la ciencia biomédica, de las instituciones públicas responsables de su regulación y control así como de la propia medicina como institución.

Además, el incremento del precio de las tecnologías biomédicas está generando problemas de acceso e inequidades en los países con menos recursos y, con cada vez más frecuencia, también en los países desarrollados.

Esta situación, viene siendo denunciada desde hace años por distintas organizaciones científicas, académicas y ciudadanas y, muy poco a poco, es una cuestión que parece estar entrando en el debate público y político.

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En España, hay que resaltar la notable iniciativa “No es sano“, una alianza de organizaciones sanitarias y ciudadanas (de la que NoGracias forma parte) contra el actual modelo de innovación farmacológica.

Su objetivo es:

construir un sistema de investigación médica eficiente, sostenible y que garantice el derecho universal a la salud y el acceso a los medicamentos que la población necesita a un precio asequible

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Para ello se proponen tres grandes áreas de reforma y mejora:

1- Transparencia: un debate público informado e introduciendo transparencia en todo el sistema para conocer (1) los precios reales de transacción en la compra de medicamentos; (2) las inversiones públicas e incentivos fiscales en I+D que resulten en tecnologías comercializadas; (3) los datos clínicos, los resultados de investigación y los costes de los productos farmacéuticos financiados con dinero público.

2- Criterios de interés público que influyan en el precio final de los productos, al acceso de los pacientes a ellos e, incluso, a la propiedad misma de la Innovación para toda inversión realizada por el Estado.

3- Nuevos modelos de innovación: Con gobiernos, instituciones y centros de investigación que promuevan iniciativas de I+D basadas en nuevos modelos de investigación y desarrollo de medicamentos que no dependan exclusivamente de las patentes como incentivo y modelo de negocio.

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Primer debate político sobre innovación biomédica de la democracia gracias a “No es sano”

Recientemente, la plataforma de organizaciones que forman parte de “No es sano” consiguió sentar a representantes de los principales grupos políticos para que debatieran, por primera vez en nuestra democracia, sobre los problemas que existen alrededor de la innovación biomédica.

Con ciertos matices, todos los partidos apoyaron las iniciativas de la campaña y se comprometieron a impulsar las reformas necesarias en la siguiente legislatura (ver Nota de prensa NdP debate 30 NOV FINAL)

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La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa contra la corrupción del sistema de innovación biomédica

Este importante consenso político nacional, vino precedido de otro hito, esta vez europeo, ocurrido a finales de septiembre de este mismo año. La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, un órgano asesor, aprobó una Resolución sobre salud pública e industria farmacéutica (nosotros la hemos traducido) que, en términos políticamente correctos, es un alegato para que los poderes públicos luchen contra la corrupción que procede de las estrategias de marketing y venta de la industria farmacéutica y tecnológica.

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Desde que la Cámara de los Comunes británica se pronunciara en el año 2005 en su informe “The Influence of the Pharmaceutical Industry” no había habido un pronunciamiento tan importante de una institución política.

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Recientemente, el “Butlletí Groc”, el órgano de difusión de la prestigiosa Fundació Institut Catalá de Farmacologia, (en adelante Fundació) dirigida por el Profesor Joan-Ramon Laporte, se hacía eco de esta iniciativa política enmarcándola en la actual campaña electoral

Captura de pantalla 2015-12-13 a las 10.27.49Las conclusiones que la Fundació ha publicado en el Butlleti Groc no dejan lugar a dudas (hasta el final, los énfasis son nuestros):

Los intereses de las compañías farmacéuticas no son necesariamente los de los pacientes y los ciudadanos. Hace 10 años, el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes británica ya advirtió sobre la influencia indebida de la industria sobre la producción de conocimiento, la investigación, la docencia, la formación continuada, las sociedades científicas y los profesionales de salud, e incluso sobre el conjunto de la población. La medicalización de la sociedad, uno de los síntomas de la que es la exageración de enfermedades (por ej., TDAH, demencia, depresión, hipertensión ligera, colesterol) o simplemente su construcción industrial (por ej., disfunción sexual femenina, duelo de más de quince días), es alentada por la industria farmacéutica, a través de medios de comunicación, sociedades científicas, instituciones sanitarias y asociaciones de pacientes. La aprobación precipitada, por las agencias reguladoras, de nuevos medicamentos y tecnologías insuficientemente evaluados (eficacia demostrada sólo sobre variables subrogadas, ensayos clínicos demasiado cortos y con métodos poco rigurosos, que tan a menudo obligan a modificar la ficha técnica cuando finalmente se descubren y se reconocen nuevos efectos indeseados graves), también es fruto de las presiones industriales

El texto de la Fundació acaba señalando la trascendencia que también para la política nacional debe tener esta declaración europea:

La Resolución se hace pública en un momento muy pertinente para el futuro de nuestro sistema de salud: en plena campaña para elecciones generales en el estado español. En las últimas elecciones generales los aspectos concretos de política farmacéutica que fueron objeto de debate eran de carácter meramente operativo

La Resolución del Consejo de Europa plantea cuestiones de un alcance más amplio, sistémico: el sistema sanitario se debe liberar de la influencia del mercado en el establecimiento de sus prioridades y en sus estrategias para atender las necesidades sanitarias de la ciudadanía. Por otro lado, la calidad asistencial se resiente, su supervivencia se ve amenazada, y la adoración de las tecnologías acaba sustituyendo el acompañamiento de las personas.”

Por eso, la contundente exigencia final:

Sería clarificador que los partidos políticos expliquen qué actuaciones tienen pensadas para acabar con el secuestro de los intereses sanitarios de la ciudadanía por los intereses del mercado.

Tras mucho trabajo, parece que un nada frecuente consenso político al respecto de las debilidades del actual sistema de innovación biomédica se está imponiendo.

Pero ahora, llega el momento de pasar “del dicho al hecho” y ya sabemos, sobre todo con la poderosa industria de por medio, que “hay un gran trecho”.

Mucho nos tememos que las reformas si llegan serán lentas. Mientras, habrá que seguir con una lucha que no pretende, ni más ni menos, que la democratización del sistema de innovacion biomedica (ver nuestras propuestas en http://www.nogracias.eu/2015/02/21/veinte-principio-innovacion-buen-gobierno-conocimiento-biomedico/.)

Fuente: http://www.nogracias.eu/2015/12/13/los-retos-politicos-de-la-innovacion-biomedica-ahora-hay-que-pasar-a-los-hechos/

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