¿Vacunas en la escuela? No, sin defensa de la abuela

menéame

ACTA SANITARIA — 25 MAR, 2013 – 2:00 PM

La decisión de algunas Comunidades Autónomas de llevar las vacunas a la escuela provoca la crítica del comentarista que, entre otros aspectos, considera que, de ese modo, se evita informar adecuadamente a los padres, o a los abuelos, de los efectos concomitantes que provoca su administración. Y es que, en algunas vacunas, hay mucho de negocio y poco de sanidad.

Muchos problemas sanitarios son sociales. Por ejemplo, los derivados de los accidentes en medios de transporte, una plaga por la mortalidad que provocan en jóvenes. También los problemas de salud laboral, que hacen enfermar y llevan a la muerte a muchos trabajadores. Así mismo, los problemas infecciosos cuya resolución con mejores viviendas, alimentación y suministro y depuración de aguas demuestra la importancia de los condicionantes sociales. Es ejemplo, también, el enfermar mental que en gran parte depende de la estructura de la sociedad y del grado de solidaridad entre sus miembros. Desde luego, nada peor para la salud que ser pobre, o pertenecer a cualquier otro grupo marginado.

 

No es fácil separar los condicionantes sociales de los otros. Por ejemplo, en Estados Unidos uno esperaría que los estados más teocráticos, más “creyentes”, fueran también aquellos que utilizaran menos psicofármacos por tener mejor salud mental. Es lo contrario: a mayor población creyente más uso de psicofármacos y de medicamentos en general

http://www.alternet.org/belief/when-god-not-enough-religious-states-have-highest-rates-anti-depressant-use

 

Se dijo que el opio del pueblo es la religión y, a la vista de los resultados en los estados más “creyentes” de Estados Unidos, se puede deducir que los anti-depresivos son el opio de la religión. No es fácil, pues, entender la complejidad del enfermar mental, y en general del enfermar humano, en el que siempre se mezclan factores sociales, religiosos, psicológicos, económicos y biológicos.

 

Cuando sólo vemos la parte biológica de los problemas perdemos oportunidades de intervención. Los médicos tendemos a ver todo con las “gafas” de la profesión y por ello los problemas de salud adquieren un tinte sanitario exclusivo. Por ejemplo, frente al SIDA la respuesta farmacológica es clave en el paciente concreto y para disminuir la transmisión, pero el enfoque ante la epidemia debería ser global, de conjunto.

 

Es un error pretender resolver los problemas de salud con las exclusivas “gafas sanitarias”. Perdemos mucho al trasladar al ámbito sanitario las respuestas que serían más eficaces desde el ámbito de la salud pública y del trabajo intersectorial. Buen ejemplo es todo lo referente a la salud sexual, que se pretende resolver con sexólogos, ginecólogos, urólogos, salubristas, médicos generales y demás especialistas. Pero la salud sexual no es evitar embarazos y enfermedades infecciosas, sino el disfrute de esa parcela de la vida. La salud sexual es social y conlleva el disfrute de una vida plena. Con la pura visión sanitaria la salud sexual se convierte casi en enfermiza, centrada alrededor del coito con penetración y se carga en exceso en la mujer, por su papel central en el embarazo.

 

Dengue

 

Hay enfermedades que suenan a trópicos, casi como nombres de mujer que suenan a gloria. Por ejemplo, “dengue”. Y, efectivamente, el dengue es enfermedad tropical endémica que se está expandiendo a otros países subtropicales. En la Unión Europea se ha asentado en las islas Madeiras (Portugal) y de allí se está irradiando a diversos países (Reino Unido, Alemania, España y otros) a través de los turistas infectados

http://ecdc.europa.eu/en/press/news/Lists/News/ECDCDispForm.aspx?List=32e43ee8-e230-4424-a783-85742124029a&ID=809

 

El dengue es enfermedad febril que humilla a científicos y clínicos, pues al cabo de más de cien años de estudio no tenemos ni vacuna, ni tratamiento. Y, lo que es peor, seguimos sin entender el proceso del contagio y del enfermar. Desde luego, se han caracterizado los cuatro tipos de virus del dengue, pero no sabemos por qué provocan reacción inmunológica distinta, que puede interaccionar para provocar casos graves si hay re-infección por un tipo viral distinto del primero. La infección se da en olas epidémicas, y en general es tipo “trancazo”, a veces muy leve. No sabemos por qué, la re-infección puede provocar cuadros hemorrágicos graves, con shock hipovolémico, que a veces llevan a la muerte por la respuesta médica excesiva, por la terapia de reposición de fluidos que provoca insuficiencia cardíaca (que hay que controlar de manera exquisita durante el periodo crítico, entre las 48 y las 72 horas del comienzo del cuadro grave)

http://www.dovepress.com/treatment-of-dengue-fever-peer-reviewed-article-IDR-recommendation1

 

Transmite el virus del dengue la picadura diurna de distintos tipos de mosquitos “Aedes”, básicamente el “Aedes aegypti”. Son mosquitos que “viajan” poco, apenas 100 metros en torno al hogar de los pacientes infectados. Es fundamental eliminar el mosquito y los remansos de agua en los que crecen sus larvas. Dichos depósitos-restos de agua son más frecuentes en las casas de pobres y marginados, y en ellos se ceba el dengue.

 

Son poco eficaces los métodos de control de la epidemia de dengue (insecticidas para los mosquitos, revisión a fondo de viviendas y sus patios para eliminar restos de agua estancada), de forma que se ha estudiado la importancia de la movilidad humana en la dispersión de la enfermedad. Y, efectivamente, las interacciones sociales de los pacientes afectados explican en mucho la dinámica de las epidemias, pues los virus “viajan” en el cuerpo infectado, de casa en casa durante las visitas de cortesía (y otras) entre familiares y amigos, y sirven de fuente de contagio a nuevos mosquitos

http://www.pnas.org/content/110/3/994.full.pdf+html

 

Como no podía ser menos, el dengue es infección con causa biológica pero con otros muchos determinantes de salud que explican su dinámica epidémica.

 

¿Vacunas a la escuela? No, gracias, que no me puede defender mi abuela

 

Las vacunas son un tesoro médico y social. Por ello hay que defenderlas apasionadamente contra los bárbaros de uno-u-otro signo. Es decir, contra los pro-vacunas intolerantes (negociantes) y contra los anti-vacunas exaltados (requemados).

 

Hay vacunas y vacunas, algunas esenciales, como las vacunas “sistemáticas” (difteria, parotiditis, poliomielitis, rubeola, sarampión, tétanos, tos ferina) y algunas ocasionales (hepatitis, fiebre amarilla y rabia, entre otras). Pero en torno a la vacuna hay un gran negocio que explica su expansión sin cesar, hasta llegar a la “vacuna contra el alzheimer” pasando por la vacuna de la gripe, del papiloma humano, del rotavirus, de la varicela, del neumococo y más.

 

El punto clave es la información, para poder tomar decisiones informadas. Por ejemplo, al poner la vacuna del sarampión, comentar que puede producir un enorme bien (por ejemplo, disminuir la frecuencia de encefalitis de la población de una por mil en el caso de la enfermedad, a una por millón en el caso de la vacunación), pero a costa de algunas complicaciones posibles. El “agente vacunador” (la enfermera en general) debería informar en este caso de que la vacuna contra el sarampión puede producir una reacción local intensa (dolor, enrojecimiento, inflamación, vesiculización), fiebre, convulsiones, sarpullido, malestar general, coriza, tos, cefalea, anafilaxia, púrpura hemorrágica, síndrome de Guillain-Barré, neuritis retrobulbar, encefalopatía, hemiplejia, encefalitis y otros efectos adversos.

 

Naturalmente, el médico de cabecera y la enfermera de atención primaria terminan sabiendo de vacunas y de las características de pacientes y familias. Por ello pueden aconsejar apropiadamente sobre la vacunación en casos concretos, sobre ventajas e inconvenientes.

 

La información hace libres a los pacientes, y muchas familias deciden no vacunar. ¿Cómo evitarlo, cómo cumplir con el afán desmedido de los pro-vacunas intolerantes (negociantes)? Llevando la vacunación a la escuela, de forma que las familias reciban una simple notificación de la vacunación a que se van a someter a los niños, para que firmen la autorización. Se acaba el transmitir información, se acaba la libertad, se acaba el acompañar la abuela al niño al centro de salud y el hablar con el médico de cabecera y la enfermera de atención primaria. Se hace así, en los centros educativos, por ejemplo, en Cataluña y en Extremadura, “en un intento de obtener coberturas lo más elevadas posibles” contra el virus del papiloma humano

http://www.gobex.es/salaprensa/view/press/press/detalle.php?id=7802

 

Los bárbaros logran su propósito exaltado, y hacen negocio. Las vacunas se desacreditan. La sociedad sufre. ¡Pobres niños!

 

Juan Gérvas (jgervasc@meditex.es @JuanGrvas es médico general y promotor del Equipo CESCA (www.equipocesca.orgmpf1945@gmail.com

 

FUENTE: https://www.actasanitaria.com/vacunas-en-la-escuela-no-sin-defensa-de-la-abuela/

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