Manifiesto

La penetración de la Industria farmacéutica en la salud ha conformado un complejo entramado de intereses y connivencias que interactúa con todo el sector. La Industria financia la formación profesional, un espacio “abandonado” frívolamente por la administración pública, con cursos, congresos, viajes, comidas, ponentes… y evidentemente no a coste cero. Los centros sanitarios abren sus puertas a los visitadores que con obsequios, de mayor o menor cuantía (presentados como “oportunidades educativas”) generan una cultura de patrocinio que afecta a la autonomía profesional y a la racionalidad de la prescripción.

El Informe 2006 de “Transparencia Internacional” denuncia la “vulnerabilidad de los sistemas sanitarios” por su “complejidad” y en especial la Farmacia (con un gasto global de 500.000$ millones al año) por el “gran número de actores involucrados en la cadena del medicamento”. El “marketing agresivo” de las farmacéuticas es identificado como el primer responsable. Una realidad inaceptable cuando la población del tercer mundo tiene difícil el acceso a los medicamentos esenciales.

La inversión de la Industria en Marketing es enorme (31% del total) comparada con el 14% que dedica a investigación… La industria paga más del 90% de la formación continuada: establece la agenda, paga a los ponentes… y esto es, sin duda, marketing. Los pacientes también son parte del entramado con subvenciones a sus asociaciones y a la edición de revistas y libros. Además, buena parte del marketing es información “sobrevalorada” de nuevos medicamentos que son más caros al estar protegidos por patentes (sin versiones genéricas) aunque el 80% de estos medicamentos no aporten nada nuevo, son los llamados “me too”, por similitud con los ya existentes. Mientras, el gasto farmacéutico crece por encima de otros capítulos, superando el 30%, sumada atención primaria y hospitalaria, del total del gasto sanitario público. Si se mantiene esta tendencia en pocos años se equipara a los costes de personal de todo el SNS.

Somos conscientes, a la hora de hacer público este manifiesto, que las prácticas irregulares y su persistencia en el tiempo, tienen para la mayoría de los profesionales una consideración de “normalidad”, de poco valor ético. Pero hay suficientes pruebas de que la intervención de la Industria interfiere en la adhesión a las guías de práctica clínica y en la calidad de la atención farmacéutica.

La plataforma no tiene una vocación testimonial, su intención es incluir a los profesionales en la buena práctica, y no la condena o la confrontación, es recabar apoyos, dentro y fuera del ámbito sanitario, contando lo que ocurre con rigor y sin sensacionalismos. La situación ha tocado fondo y queremos objetar estas “ayudas” que lo son a corto plazo, pero que a la larga representan un elevado coste intelectual y económico, para una sociedad que quiere mantener y mejorar su estado del bienestar.

 

Fuente: http://www.nogracias.eu/manifiesto/#sthash.AbJQPxdb.dpuf

 

 

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