Los ensayos de vacunas con COVID-19 en humanos son innecesarios, poco informativos y poco éticos
HUBEI, CHINA – APRIL 15: (CHINA MAINLAND OUT)220 volunteers from Wuhan vaccinate the novel coronavirus vaccine which is in a human clinical trial phase II on 15th April, 2020 in Wuhan,Hubei,China.(Photo by TPG/Getty Images)
WILLIAM A. HASELTINE
Infectar deliberadamente a voluntarios humanos sanos con el virus SARS-CoV-2 para probar la eficacia de posibles vacunas COVID-19 es innecesario, poco informativo y poco ético. Y corre el riesgo de destruir la confianza en la integridad de la ciencia y la medicina para las generaciones venideras.
CAMBRIDGE – Recientemente me sorprendió enterarme de la seria consideración que se está dando a infectar deliberadamente a voluntarios humanos con el virus SARS-CoV-2 para evaluar la efectividad de las posibles vacunas COVID-19.
Mi primera reacción fue que los defensores de tales «estudios de desafío humano» se habían vuelto tan locos por el pánico que habían olvidado la historia y los horrores de la experimentación médica en humanos. Pero en una inspección más cercana, vi que incluían a algunos de los investigadores de vacunas y especialistas en ética médica más respetados del mundo, e incluso a la Organización Mundial de la Salud.
Por lo que puedo decir, su argumento principal es que esperar una respuesta de infecciones naturales tomará demasiado tiempo. El nuevo coronavirus ya ha infectado a 6.5 millones de personas en todo el mundo y ha matado a más de 386,000, incluyendo 107,000 solo en los Estados Unidos. Y en ausencia de vacunas y tratamientos seguros y efectivos, las medidas destinadas a controlar la propagación del virus están arruinando las economías de todo el mundo. El reciente libro blanco de la OMS sobre el uso de sujetos humanos para la investigación de vacunas deja en claro que tales ensayos son un último recurso desesperado.
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Por lo que puedo decir, su argumento principal es que esperar una respuesta de infecciones naturales tomará demasiado tiempo. El nuevo coronavirus ya ha infectado a 6.5 millones de personas en todo el mundo y ha matado a más de 386,000, incluyendo 107,000 solo en los Estados Unidos. Y en ausencia de vacunas y tratamientos seguros y efectivos, las medidas destinadas a controlar la propagación del virus están arruinando las economías de todo el mundo. El reciente libro blanco de la OMS sobre el uso de sujetos humanos para la investigación de vacunas deja en claro que tales ensayos son un último recurso desesperado.
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