“En Madrid se quiere destruir la Atención Primaria para ocuparla mediante privatizaciones”

ESPAÑA

  • Conversación con el médico Carlos Navarro, impulsor de la plataforma «1 cada 8 horas»

Un hombre frente a un centro de salud en Madrid. / Efe

Vino a Madrid a trabajar cuando comenzaba la pandemia. Este joven médico de Atención Primaria no tuvo fácil que lo contrataran, pese a la emergencia sanitaria que vivimos. Cuando ya lo consiguió, se enfrentó a la dura realidad que viven los centros de salud madrileños.Y no es algo nuevo. Profesionales como él llevan alertando de diferentes situaciones de precariedad y deterioro de la sanidad pública desde hace años. Él no pudo más y se plantó ante las condiciones laborales. Carlos Navarro (Albacete, 1987), impulsó hace varios años, junto con otros compañeros, la plataforma 1 cada 8 horas. Hablamos con él en cuartopoder.

-Hace unos años creaste, junto a otros compañeros, la plataforma 1 cada 8 horas. “Una iniciativa que intenta mostrar en formato de vídeo todo aquello relacionado con la Sanidad y la Salud que no se suele enseñar en la facultad ni en los grandes medios de comunicación”. ¿Por qué os surgió esa inquietud?

-Yo todavía estaba haciendo la residencia. Lo que queríamos con ello era mostrar en formato vídeo, ya que era la manera con más posibilidades de comunicar, todo aquello que no se suele contar ni en los medios de comunicación, ni en la facultad. Empezamos a coger temas que no solían ser los comunes y poco a poco hemos empezado a ser algo conocidos. Y hasta ahora.

-Una de las cosas que tratabais en los vídeos es la precariedad estructural de la profesión. Es una cosa que ya veíais haciendo la residencia, entiendo que los MIR son de las personas más afectadas por esta precariedad. ¿Cómo lo vivísteis?

-La precariedad la llevamos viviendo desde las prácticas de la facultad. Incluso luego después de la residencia. La precariedad influye mucho en la estabilidad de los contratos, en la de tus tutores y en la calidad de la enseñanza. Cuando acabé la carrera, en 2012, ya se empezaba a discutir que faltaban médicos en aquel momento. O bueno, más que si faltaban o no, qué pasaba con ellos. A pesar de que Díaz Ayuso se haya dado cuenta ahora de que tiene pocos médicos en Atención Primaria, esto es un problema que viene muy de largo. Y se lleva avisando desde hace mucho tiempo. La medicina de familia siempre se dejaban plazas todos los años en el MIR porque después las condiciones laborales que había eran muy malas. Esto se lleva avisando muchos años.

«La precariedad la llevamos viviendo desde las prácticas de la facultad»

-¿Faltan de verdad médicos en España? ¿Qué pasa con ellos?

-Es una pregunta un poco compleja porque se puede responder a varios niveles. Para empezar, tenemos el doble de facultades de las que recomienda la OMS. Somos el segundo país del mundo con más facultades. No es un problema de facultades. En los últimos años han salido un montón de facultades privadas nuevas y de las que llevábamos avisando mucho tiempo que se estaban haciendo sin ningún tipo de control. Incluso algunas se abrían antes de que la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) las aprobara. Tenemos un problema de control sobre eso. Cada vez había más alumnos, por tanto. Se genera un nuevo cuello de botella en el MIR. Para poder ejercer en España hace falta el MIR. Lo que pasaba es que cada vez, aunque se iban ampliando un poquito las plazas del MIR, el número de alumnos que salía de las facultades era mayor. Había cada vez más alumnos que se estaban quedando sin obtener una plaza MIR. El MIR es un examen distributivo, no evaluativo. Solo sirve para optar a la plaza. Por un lado, tenemos el cuello de botella que es el MIR, pero sobre todo lo que quieren hacer ahora que es ampliar plazas MIR, tenemos que tener en cuenta si el sistema sanitario tiene capacidad de poder educar a esos MIR con calidad. Porque ahora mismo es un grave problema en las condiciones de los residentes.

Por otro lado, en los últimos 10 años ha habido 30.000 peticiones de médicos para salir fuera de España. 3.000 al año.

-¿Por qué se va la gente? ¿La diferencia de condiciones laborales es muy grande respecto a otros países?

-La gente se está yendo. Pero como somos médicocentristas y hospitalocentristas, nos olvidamos de otra parte, como las enfermeras y enfermeros, que se están yendo muchos a Francia o Reino Unido desde hace muchos años. La diferencia es abrumadora. Por un lado está el salario, que es cierto que en otros países es muy superior. Pero no creo que este sea el principal problema en España. En España depende mucho de las Comunidades Autónomas, hay algunas con mejores salarios y otras con peores. De las peores, por ejemplo, Madrid. Encima con unas condiciones de vida más alta, por lo que se complica más y hace que mucha gente se vaya de Madrid. El salario es mucho mejor en otras partes pero el problema de la precariedad no es tanto el salario, que es importante, sino la temporalidad. Hablamos de contratos de semanas, días, etc. El 40% de los facultativos que están ahora mismo ejerciendo y que no son MIR, están en precario, en contratos temporales.

Carlos Navarro, en uno de los vídeos de «1 cada 8 horas»

-Pero, ¿cuál es la explicación de esta temporalidad, de que funcione así el sistema?

-Porque ante un grupo de trabajo, un gremio, que tiene unas condiciones malas, es muy fácil ejercer un gran poder sobre él. Las unidades de recursos humanos actuaban de una forma totalmente unilateral con los trabajadores. Te daban sus condiciones y o las querías, o fuera. Y eso les sirvió durante mucho tiempo, sobre todo en la época de los años 80 y 90, donde había un excedente de médicos grande. En los años 2000 en adelante los médicos han decidido o irse a otras comunidades autónomas o irse fuera. Ese poder de coacción de o tomas esto o lo dejas, se ha ido perdiendo. Yo voy más allá, y es que creo que en algunas comunidades, y en Madrid es más que obvio, lo que se quiere es destruir la atención primaria para ocuparla mediante privatizaciones. En Madrid es clarividente cómo la sanidad privada está ocupando un vacío que deja la pública porque se ha ido deteriorando.

La atención primaria es muy barata, genera pocos beneficios a aquellas empresas que están dedicadas a la tecnología o el ladrillo, como es construir hospitales, pero que genera un gran beneficio a la población. A la atención primaria se la está dejando morir. Lo de los contratos, en todo este tiempo que llevo de pandemia, mis contratos han sido semanales o diarios desde marzo. Y a nosotros, cuando estaba en otra comunidad autónoma, nos llamaban a las 9.00 de la mañana para que a las 8.00 estuviéramos en un pueblo. Nos llamaban ya tarde para ir a pueblos que estaban lejanos. Y o lo tomabas o lo dejabas. ¿Qué decidía mucha gente? Dejarlo

-Todos estos problemas, como ya estás adelantando, con la pandemia, estallan. Con todo lo que se venía alertando, se han visto las consecuencias.

«Tenemos un sistema en el que se ha dejado de lado a mucha gente»

-Claro, en medio de todo esto llega el covid-19, que produce una gran cantidad de muertes a las que no estamos acostumbrados. De alguna forma nos habíamos acostumbrado a la cantidad de muertos que había por gripe, que eran varios miles al año. Y siempre había unos periodos en los que el sistema público reventaba las costuras. Quizás no tanto lo hospitalario y las UCIS pero sí desde luego la atención primaria. Nos hemos acostumbrado a eso. Llega el covid-19, y ante algo muy precario, hay que hacer muchas más pruebas, más burocracia y con menos trabajadores porque muchos se han infectado. Con unas condiciones más complicadas. Nos damos cuenta de algo que los profesionales llevan mucho tiempo avisando. Y claro, tenemos un montón de población desatendida. Lo que ha pasado en este tiempo, en Madrid por ejemplo, es que en atención primaria les han quitado a gran parte de los trabajadores porque se los han llevado a hospitales o al IFEMA. Se vaciaron muchos centros de salud, algunos de los cuales nunca llegaron a volver a abrir. Tenemos un sistema en el que se ha dejado de lado a mucha gente. Y todo esto sin contar con las residencias de mayores, que sabíamos que estaban fatal desde hace muchísimo tiempo.

-Comentas que mucha gente ha decidido dejarlo. En tu caso también ha sido así

Llegué a trabajar a Madrid justo cuando empezaba la pandemia. Hay que decir que costó que nos contrataran. Estuvimos llamando al IFEMA, como lo querían hacer a coste cero, simplemente con los residentes y los médicos de los centros de salud. Nos costó entrar allí y al final conseguimos contrato en un centro de salud por medio de conocidos. Estuvimos llamando a la Gerencia y los recursos de área y no nos respondían. A partir de ahí trabajé en un centro de salud súper saturado, con un montón de falta de recursos. Yo estuve en un centro de salud, El Greco, en el que posiblemente sino llegamos a ir un par de médicos que fuimos, hubiera cerrado. Había solo una médico de familia, que solían ser 8 habituales. Hemos tenido contratos de cubrir huecos. En mi caso, he estado en dos centros de salud pero con contratos semanales o incluso de días, cubriendo distintos cupos.

«Tal y como está la situación laboral en Madrid, yo me iré a otro sitio donde me traten mejor. Y sobre todo donde pueda tratar a los pacientes mejor»

Todo esto se puede llegar a entender en un momento de urgencia en el cual no tenemos los recursos suficientes. Se puede entender durante un tiempo delimitado. Pero es que ha pasado ya medio año y tenemos en los centros de salud cada vez más burocracia. Tenemos que hacer cada vez muchas más cosas de control de la epidemia que debería hacer Salud Pública y no lo está haciendo. Eso recarga los centros de salud de tal modo que lo que ya estamos teniendo en los centros es que casi pasamos el 70% con temas burocráticos, no clínicos. Esto genera una sensación en la población de que en los centros de salud no se está trabajando. Por un lado perjudica a los pacientes y a los profesionales, que nos sentimos con una impotencia muy grande. Porque estamos dejando de lado mucha patología. Intentamos hacerlo pero muchas se quedan fuera. Habrá que ir analizando dentro de un tiempo, sobre todo en comunidades como Madrid, qué secuelas habrá tenido fuera del covid-19 esta saturación.

Yo en mi caso me planté, habíamos hablado con nuestra gerencia para trasladarle algunas cosas muy sencillitas: sacar el seguimiento covid de los centros de salud, dejar solamente la clínica y reducir la burocracia. Porque habíamos llegado a un punto en el que yo hacía casi 30 bajas diarias laborales. O sus seguimientos. Era tal la cantidad de papeleo que teníamos que estar haciendo que dejábamos de lado muchas cosas y a mucha gente. Yo en Madrid me he plantado. Si la cosa se recrudece o hace falta de nuevo mirar para otro lado y trabajar, tiraremos para adelante como hemos hecho siempre. Pero ahora mismo, tal y como está la situación laboral en Madrid, yo me iré a otro sitio donde me traten mejor, desde luego. Y sobre todo donde yo pueda tratar a los pacientes mejor. Porque lo que estábamos haciendo ahora no era tratar bien a la población.

¿Qué se puede hacer? ¿Estamos a tiempo de que esto cambie? Supongo que es voluntad política

-La política es la que dictamina las preferencias de dónde se pone el dinero. La política determina a dónde se dirigen los recursos. Madrid ha decidido que los recursos no vayan a atención primaria. Y que no vayan a los rastreos. Esto es más que evidente que no es una buena idea. Hay otras comunidades autónomas donde han decidido hacerlo justo al contrario: potenciar atención primaria, los rastreos, sacar los rastreos de los hospitales y centros de salud, etc. El mejor ejemplo que tenemos en España de esto es Asturias, que lo está haciendo muy bien. No es tan difícil pegar una llamada a Asturias para preguntar qué están haciendo para hacerlo tan bien. Y básicamente es cumplir lo que están diciendo todos los expertos en epidemiología sobre este tema. En Madrid hemos decidido lo contrario.

 

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