¿Sabías que las vacunas que producirá Argentina para covid-19 no son tradicionales?

La pandemia aceleró la producción de vacunas llamadas “nueva generación”, de ADN, ARN o “vectores virales”. Se trata de tecnología hasta la fecha nunca aprobada, excepto un caso. Los acuerdos con Oxford y Pfizer incluyen este nuevo tipo.

Constanza Rossi

Redacción Ciencia y Tecnología. Licenciada en Biología (UBA).

Sábado 15 de agosto | 15:24

 

La carrera por una vacuna que frene la pandemia abre expectativas pero también varios interrogantes. En las publicaciones científicas se comenzó a dividir a las vacunas entre “tradicionales”, que incluyen las de virus inactivados, atenuados y proteínas virales, y next generation (de “nueva generación” o “genéticas”), que incluyen vacunas de ARN, ADN “desnudo” o insertado usando un virus de resfrío común adenovirus, llamado vector viral o virus recombinante.

En una reciente reseña en la destacada revista Nature titulada Next-generation vaccine platforms for covid-19, Debby van Riel y Emmie de Wit dicen: “La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hay 133 vacunas contra el covid-19 en desarrollo. Muchas de estas son nuevas plataformas con pocos datos pre-existentes sobre seguridad y eficacia en humanos”. La cifra quedó desactualizado porque ya se habla de más de 160 proyectos.

Las dos vacunas que se anunciaron para desarrollar en Argentina, la del laboratorio Pfizer y el último acuerdo con la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca, utilizan justamente estas novedosas y poco probadas tecnologías.

Sin embargo, en la carrera por la vacuna contra lapandemia del covid-19, hay vacunas para “todos los gustos”, como contamos en Cinco claves sobre cómo avanza la investigación de las vacunas para coronavirus. Por ejemplo, en China hay laboratorios desarrollando vacunas tradicionales con virus inactivados, como también están desarrollando vacunas con cada una de las nuevas tecnologías. (De las seis, dos son genéticas y cuatro tradicionales).

Los ensayos “corren” para frenar la pandemia, pero esto también implica que darán un salto de escala inmenso, pasando de decenas de miles a millones de personas, considerando que son tecnologías nuevas, con poco tiempo de pruebas acumuladas que no alcanzan a conocer los efectos a largo plazo.

Como se preguntó Matías Blaustein, Dr. en Biología, docente e investigador del Conicet, o Felipe Tapia, investigador del Instituto Max Planck de Alemania en declaraciones para la BBC: «Podría decirse que hay una expectativa muy grande en el desarrollo de estas vacunas, pero hay que ser un poco cuidadosos porque son vacunas que no tienen el historial de otros tipos de vacunas”. Y agregó: “Incluso, los mismos científicos de Moderna dicen que el gran desafío que tienen es llevar a producción y comercialización la vacuna porque no tienen licencia en estos momentos para vacunas de tipo de mRNA».

Estas declaraciones, sabiendo que son las vacunas que se van a desarrollar en Argentina, marcan la falta de información para la población en general y la necesidad de instancias de participación y debate junto a científiques “independientes”. ¿Sabe la población que estas vacunas son diferentes a las que se vienen aplicando hasta hoy? ¿Se sabe si son seguras y efectivas? ¿Qué diferencias presentan con las vacunas tradicionales? ¿Se tiene en cuenta el principio precautorio frente a la masividad de uso que se les propone dar?

La primera y única vacuna aprobada de tipo “nueva generación” es contra el Ébola

Antes de la pandemia, los desarrollos en vacunas “nueva generación” tenían cierta trayectoria en usos veterinarios y se estaban probando contra MERS y Ébola. La vacuna de ADN contra MERS comenzó sus ensayos en personas durante el año 2016 y en septiembre de 2019 publicaron sus primeros resultados de ensayos en fase 1.

En el caso de la vacuna contra el Ébola, de tipo vector viral y a cargo del laboratorio Merck, comenzó a aplicarse en África durante el año 2016 y a fines del año pasado se sumó otra similar del laboratorio Johnson &Johnson: ambas vacunas fueron denominadas “experimentales” por OMS como expresan en su comunicado.

El 20 de diciembre de 2019, luego de 4 años de uso experimental, el laboratorio Merck consiguió la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), declarando en su informe, que “la duración de protección que confiere ERVEBO [nombre de la vacuna desarrollada contra el Ébola] es desconocida” y que “la efectividad de la vacuna cuando es administrada con medicación antiviral, inmunoglobulinas (IG), y/o transfusiones de sangre o plasma es desconocida”, además de advertir que no se aplique en personas con cuadros de alergia severos.

Importante omisión en los anuncios sobre vacunas contra COVID-19

En los anuncios y comunicaciones sobre las vacunas contra COVID-19 no se está informando que parte de las vacunas que se están desarrollando, y en particular las acordadas en Argentina, no utilizan las técnicas tradicionales y que solamente existe una vacuna de este tipo aprobada por la FDA-USA. Respecto a esto, en una entrevista en este diario, Blaustein expresó su preocupación:

“Hay varias dudas que me planteo. Por un lado, la propia tecnología en que está basada la vacuna abre un interrogante en sí. Por otro, las megacorporaciones farmacéuticas y el lucro de la salud, entendida como un negocio y no un derecho. Pero, además, de qué manera se debaten, si es a nivel público o se debate por arriba. Y por último, si se hacen testeos en personas en nuestro país, cuál es el nivel de información con que van a contar estas personas. Creo que hay que abrir el debate.

“Venimos trabajando con algunas y algunos colegas, enviamos un trabajo a publicar, donde tomamos las 30 revistas de biomedicina de mayor impacto y nos fijamos quiénes son las personas autoras en los últimos 20 años. Encontramos que en las afiliaciones de les autores aparecen no solo las grandes instituciones públicas tecnológicas y científicas, sino también las grandes empresas, por ejemplo Pfizer.

Nuestro planteo es que estas empresas no solo financian, sino que al publicar en coautoría con instituciones públicas, estas empresas marcan la agenda de investigación. En los últimos 20 años, lo que tiene que ver con patógenos, virus, la relación del ambiente con el surgimiento de enfermedades no aparece, y lo que sí encontramos es cáncer, enfermedades cardiovasculares, producción de fármacos y biología molecular. Todo lo que tiene que ver con un enfoque muy reduccionista”.

¿Cuáles son las diferencias entre las vacunas tradicionales y las “nueva generación”?

Todas las vacunas, tradicionales o nuevas, buscan activar el sistema inmunológico, es decir, “las defensas” de nuestro cuerpo y, en particular, la producción de anticuerpos específicos contra el virus o bacteria para el que se diseñó la vacuna. Habitualmente, el cuerpo produce al azar una inmensa diversidad de anticuerpos que pueden formar uniones de forma muy específica, es decir, que solo se unen a una estructura química particular (denominada antígeno) y no a otras.

Los anticuerpos son una parte fundamental del sistema de defensas ya que al unirse a los agente extraños (antígenos) como virus o bacterias pueden neutralizarlos, pero además los “marcan” para que otros componentes del sistema de defensa los “ataquen”. Lo importante de los anticuerpos, y de las vacunas, es que dejan “memoria inmunológica” lo que permite tener una respuesta más rápida si el virus o bacteria ingresa al cuerpo nuevamente, o por primera vez, si es el caso de la aplicación de una vacuna.

Las vacunas tradicionales, como las del calendario obligatorio de Argentina y todas las vacunas del resto de los países (con excepción de Ébola), introducen en sangre partes de virus o bacterias, o su versión inactivada o atenuada en su capacidad de infección. El objetivo es que, sin producir los riesgos de la enfermedad, activen el sistema inmunológico, la producción de anticuerpos específicos y la “memoria inmunológica”.

¿Cómo funcionan las vacunas “nueva generación” (ADN, ARN y vector viral?

Las vacunas genéticas, las de ADN “desnudo” o vector viral, introducen directamente genes virales en las células humanas. De esta manera, la célula humana produce las proteínas virales, como ocurre en las infecciones virales, activando el sistema inmunológico y generando anticuerpos específicos como en las vacunas tradicionales. Las investigaciones se concentran en probar diferentes maneras de lograr introducir los genes virales. La que está logrando mayor éxito es utilizar el virus de resfrío común, adenovirus, modificado, por eso se los llama “virus recombinantes”. Se los modifica para que no se repliquen y no modifiquen el ADN celular, además, se les agrega los genes del virus contra el que queremos generar inmunidad. Esta es la tecnología de la vacuna que quiere desarrollar la Universidad de Oxford.

Lo novedoso de las vacunas de ADN y vectores virales es que en lugar de introducir proteínas virales (o virus inactivados) se introducen genes del virus para que sea la propia célula la que fabrique las proteínas virales. En el caso de las vacunas de ARN, este queda “suelto” dentro de la célula y también se utiliza para producir proteínas virales.

¿Qué pruebas se necesitan hacer a estas nuevas tecnologías? Por ejemplo ¿modifican nuestro material genético? ¿pueden recombinarse con otros virus y desarrollar un problema mayor? Estas son preguntas que los laboratorios están investigando pero ninguno puede asegurar qué ocurre cuando las aplicamos por millones, cuando las usamos en una diversidad mayor de personas y, además, cuáles son los efectos a largo plazo. Cualquier evento, aunque sea de baja probabilidad, con suficiente tiempo y suficientes oportunidades de ocurrir, puede tener efectos que sean necesarios tener en cuenta.

La incorporación de nuevas tecnologías merece un debate abierto

Como toda nueva tecnología las nuevas vacunas abren posibilidades, interrogantes y desafíos: ¿Cuáles son las pruebas necesarias para evaluar su eficacia y seguridad? Que la urgencia por acabar con la pandemia, aprovechada por los laboratorios privados, no apure las preguntas, debates e investigaciones necesarias para alcanzar una vacuna eficaz y segura a corto y largo plazo. Ni nos haga olvidar cómo fue que llegamos a esta situación.

REFERENCIAS

Nature materials: Next-generation vaccine platforms for COVID-19

Cell: Development of an Inactivated Vaccine Candidate, BBIBP-CorV, with Potent Protection against SARS-CoV-2

Uso del vector adenovirus en vacunas veterinarias

Investigación y Ciencia: Vacunas de ADN o ARN contra el nuevo coronavirus

Investigación y Ciencia: Ocho estrategias para obtener una vacuna contra el nuevo coronavirus

Safety and immunogenicity of an anti-Middle East respiratory syndrome coronavirus DNA vaccine: a phase 1, open-label, single-arm, dose-escalation trial

Pfizer, laboratorio asociado a caeme, anunció que la argentina fue seleccionada para probar la vacuna contra el coronavirus

Publicación del sitio oficial de la Universidad de Oxford explicando el funcionamiento de su vacuna

 

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