Cambiar de médico una cuestión de vida o muerte?

Cambiar de médico una cuestión de vida o muerte?

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BarbaraEn los últimos 200 años los avances médicos han sido principalmente técnicos e impersonales, lo que ha reducido la atención a investigar el lado humano de la medicina. Recientes estudios e investigaciones revelan que el lado humano de la medicina tiene una relación directa con la tasa de supervivencia del paciente.

Lo anterior ocurre a nivel internacional,  se minusvalora el contacto personal entre pacientes y médicos; sin embargo este se ha erigido en una cuestión de vida o muerte – recientes estudios lo afirman.   

Comparto con Uds.  en este post la ponencia del Dr. Jesús Palacio, médico de familia, Zaragoza, en el Seminario de Innovación en Atención Primaria, 16/11/2018. En él desglosa una serie de cuestiones que atañen a la asistencia sanitaria desde el punto de vista de los principales atributos de la atención primaria.

Longitudinalidad en la relación médico paciente

La longitudinalidad es la relación personal que se establece a lo largo del tiempo entre el médico y los pacientes de una consulta, en palabras de Bárbara Starfield que la considera uno de los atributos esenciales de la Atención Primaria. Esta relación continuada entre el mismo paciente y el mismo médico es, de hecho, definitoria de la AP: mientras que en una planta de hospital los pacientes van cambiando y las enfermedades que se atienden son siempre las mismas, en primaria son los pacientes los que permanecen y las enfermedades que sufren las que cambian. La primaria es una atención basada en la persona, no en la enfermedad. Tener siempre el mismo médico crea una relación de compromiso, confianza y conocimiento mutuo, base para una atención mejor, más humana y más segura.

La atención a lo largo de la vida por el mismo médico o longitudinalidad es uno de los cuatro atributos esenciales de la atención primaria definidos por Barbara Starfield, junto al carácter de primer contacto con o puerta de entrada del sistema sanitario, la integralidad de los cuidados que ofrece y la función coordinadora de la atención que se presta al paciente en diferentes lugares. La enfermera de primaria comparte estas funciones básicas.

La longitudinalidad genera tres de los puntos fuertes de la relación médico paciente: el compromiso, la confianza y el conocimiento mutuo. Sobre estas bases es lógico que suceda lo que evidenció un estudio reciente que ha trascendido a los medios de difusión generalistas: la longitudinalidad permite una atención extraordinariamente efectiva, tanto que afecta a la supervivencia del paciente. En una revisión sistemática de los estudios disponibles sobre el tema, 22 estudios en 9 países, 18 de ellos indican que el contacto con el mismo médico más de dos años seguidos mejora la mortalidad publicada recientemente por el British Medical Journal. Como dice el título del artículo, mantener el mismo médico es una cuestión de vida o muerte¡

La atención primaria es más eficiente y segura por todas sus características, pero probablemente la longitudinalidad juega un papel muy importante. Las entrevistas que mantienen el médico y el paciente o sus próximos se van añadiendo a las anteriores y forman un corpus de conocimiento mutuo que favorece la fluidez y la calidad de la comunicación. Los tratamientos o cuidados acordados modifican planes ya concertados, actualizándolos y mejorándolos.

La precariedad en el empleo, dinamita la longitudinalidad. Así mismo los beneficios de la longitudinalidad pueden verse en entredicho al desautorizar al médico de familia para tomar decisiones claves que se trasladan a instancias que carecen del conocimiento completo de la situación de cada paciente concreto que aporta el contacto continuado con él.

Sufrimos de manera creciente la implantación de medidas que desactivan los efectos beneficiosos de la longitudinalidad: la posibilidad de dar altas laborales por los servicios médicos de las mutuas; la opcionalidad de otros especialistas para rechazar el visitar presencialmente a un paciente (al que no han visto ni conocen en la mayoría de los casos) derivado por su médico de familia con petición expresa de visita presencial; la inclusión en la historia clínica electrónica de algoritmos, protocolos y desvíos de obligado tránsito para el médico de familia, basados en la idea de que el que los ha introducido sabe mejor qué hay que hacer con ese paciente que su médico que lo conoce y lo tiene delante.

La continuidad asistencial

Estamos ante un concepto diferente. Se presta por diferentes profesionales, en diferentes niveles, facilitada por herramientas como la historia clínica electrónica. Es algo a asegurar, ya que sabemos que su deterioro es una de las fuentes principales de daños evitables para los pacientes, pero no sustituye a la longitudinalidad propia de la atención primaria. La continuidad asistencial es un indicador para medir la fuerza de la interrelación médico – paciente. La longitudinalidad, combinada con los otros aspectos de la primaria ya citados, es una de las principales garantías de la continuidad asistencial.

Sirva el siguiente ejemplo, paciente dado de alta de un hospital, por ejemplo, acude a su médico de familia para informarle, comentar su situación, consultar dudas, conciliar la medicación y rehacer el plan de cuidados, incluyendo las derivaciones a otros especialistas o servicios si se precisa; también la enfermera de primaria actúa coordinadamente con el médico de familia y el paciente para asegurar la continuidad asistencial. Ambos, médico y enfermera de primaria, pueden hacer eso mejor que nadie precisamente por el conocimiento y la relación con el paciente, su familia y su entorno que les proporciona una relación duradera.

Los políticos y gestores que toman decisiones que rompen la longitudinalidad suelen confundirla interesadamente con la continuidad, siendo dos aspectos de la atención necesarios y complementarios, pero diferentes y no intercambiables.

La historia clínica facilita la continuidad asistencial, pero en ella no cabe el flujo de información, verbal y no verbal, que se establece en una relación duradera entre profesional y paciente, por no hablar de la confianza, el empoderamiento mutuo o la colaboración que genera.

Se trata de la primera revisión sistemática  con el objetivo de investigar si la continuidad de la atención médica está asociada a una reducción de la mortalidad. Los resultados han contestado afirmativamente a esta cuestión, por ello se espera que los gestores sanitarios tengan en cuenta la continuidad o longitudinalidad asistencial habida cuenta que tienen una relación directa con los índices de mortalidad.  Lo anterior atañe a cuestiones elementales como son las condiciones laborales de los profesionales de la salud y debe orientar a los gestores sanitarios a defender ítems como los descritos que desde hace 200 años no han merecido atención pero que sin embargo juegan un papel asistencial esencial.

Gracias al Dr. Palacio por aceptar la difusión de su charla con efectos docentes y divulgativos.

Feliz Navidad 2018¡

Imagen:  Bárbara Starfield

 

FUENTE: https://carmenrodrigodelarrucea.wordpress.com/2018/12/19/cambiar-de-medico-una-cuestion-de-vida-o-muerte/

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