Varios documentos revelan que el fármaco se probó en campos de concentración
Más de 20.000 bebés nacieron con malformaciones por culpa del medicamento
La farmacéutica alemana Grünenthal sostiene desde hace años que la famosa (por desastrosa) talidomida fue el resultado de una especie de carambola científica, y que la fórmula que la empresa patentó a mediados de 1954 había sido descubierta un año antes por un grupo de investigadores que intentaban crear un antihistamínico. Pero, cosas de la ciencia, les salió un tranquilizante. El fármaco que se suele tachar de «maldito» tuvo las catastróficas consecuencias que muchos conocen, a saber, unos 20.000 niños nacidos con malformaciones en varios países del mundo, y ahora, medio siglo después de la tragedia, una posibilidad tenebrosa empieza a tomar cuerpo: los nazis. No hubo carambola. Fueron los científicos de Hitler los que la descubrieron.
Dos investigadores, el argentino Carlos de Nápoli y el británico Martin Johnson, han llegado a la misma conclusión. La teoría del segundo es que la talidomida fue creada originalmente como antídoto contra los gases neurotóxicos, y que su creador fue el científico y criminal nazi Otto Ambrose, quien tras la guerra trabajó con Grünenthal. De Nápoli, por su parte, tiene documentos que prueban que los conejillos de indias fueron, por supuesto, los prisioneros de los campos de concentración.
«Ahora parece cada vez más probable que la talidomida fue el último crimen de los nazis», afirma el británico Johnson, quien tiene en su poder otro documento que compromete a Grünenthal. Se trata de una carta confidencial, y demuestra que la farmacéutica compró la medicina a una empresa francesa que durante la ocupación había estado en poder de los alemanes. «Con el doctor Johnson compartimos información, y él ha llegado a las mismas conclusiones», declaró De Nápoli, autor de varios libros sobre los nazis. El argentino explicó que tiene en su poder el memorando de Ter Meer desde hace ya 30 años. «Con el tiempo me di cuenta de la importancia que tenía».
Los esfuerzos de ambos no tendrían por qué serlo. De Nápoli dice que los documentos son las piezas de un gran «rompecabezas», y que otros detalles saldrían a la luz si se abrieran los archivos sobre el monopolio farmacéutico de Hitler.
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