Sobrevacunación y el Síndrome de Inmundeficiencia Clínica Adquirida (Por Marc Casañas)

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Navegando por el blog de David Healy hace poco que nos podemos encontrar enlaces que se retroalimentan más de lo usual y se pueden entrelazar hasta 5 enlaces (o, si no se le ve el sentido, pues comentarlas simplemente). Aquí David Healy recoge la noticia de que un grupo de 64 mujeres que sufren problemas de salud (presuntamente) tras la vacuna del cáncer de cérvix procesaran demandas en contra del gobierno y dos compañías farmacéuticas que fabrican las vacunas, en cuatro cortes distintas en el 27 de junio (se entiende del 2017, la entrada es del 21 de noviembre del 2016):

De las 64 mujeres, 28 lo harán en el distrito de Tokyo, 6 en el de Nagoya, 16 en el de Osaka y 14 en el de Fukuoka. Las demandas se realizan por dolor por todo el cuerpo, con un valor grupal de 960 millones de ¥ (15 millones por demanda, quizás más dependiendo de sus síntomas y cómo avance su caso).

La vacunación para el cáncer de cérvix se incluyó en los programas vacunales de su zona en abril del 2013. El gobierno eliminó las recomendaciones del uso de la vacuna en junio del mismo año después de recibir casos / quejas de daño a la salud. Mientras tanto, la Sociedad Pediátrica Japonesa y 16 instituciones más en abril seguían recomendando un “uso activo” de las vacunas, diciendo que claramente son efectivas para prevenir el cáncer cervical.

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http://www.yakugai.gr.jp/topics/file/en/Refutation%20of%20GACVS%20Statement%20on%20Safety%20of%20HPV%20Vaccines_17%20December%202015.pdf

La organización detrás de esta acción, y que apoya a las chicas demandantes, es MedWatcher Japan.

Las pruebas para refutar la seguridad y efectividad de la vacuna incluidas en el informe elaborado para documentar sus pruebas en el juicio señalan:

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1- Más problemas de seguridad que con otras vacunas

2- Dudas sobre la independencia de las organizaciones que han evaluado la seguridad de la vacuna

3- Dudas sobre las evidencias que pretenden avalar la seguridad de la vacuna

4-  Dudas sobre la efectividad de la vacuna

5- Utilidad demostrada de otras estrategias preventivas: citología del cuello del útero

El informe de MedWhatcher concluye:

“Los que defienden la vacuna contra el VPH a menudo afirman que sólo un pequeño porcentaje de las niñas vacunadas contra el VPH experimentarán eventos adversos y que los riesgos son menores que sus beneficio. Sin embargo, las denuncias de reacciones adversas y casos de niñas con síntomas prolongados son más numerosos para la vacuna contra el VPH que para otras vacunas. La situación en Japón es similar a la de otros países, que también han detectado correlación entre un conjunto específico de síntomas graves y complejos que se desarrollan a través de múltiples órganos durante un período de tiempo prolongado y la vacuna.

Niñas que antes de la vacuna gozaban de buena salud son repentinamente atormentadas por el dolor y la preocupación, y sus sueños de vida y proyectos de futuro se ven truncados. Los síntomas después de la vacunación pueden ser muy limitantes y perjudican gravemente aspectos de la vida cotidiana tales como la capacidad para hacer incluso cálculos simples, alteraciones severas de la memoria, discapacidad y dificultades de aprendizaje, problemas para caminar o acostarse debido al dolor y a la disfunción motora, así como renuncias a seguir con una educación superior. Además de los enormes costos sociales que esto supone, sus vidas y su dignidad humana se ven arruinadas. No existe tratamiento para estos síntomas, pero tampoco se ha activado ningún protocolo para identificar a las niñas que pueden sufrir eventos adversos graves por la vacunación del HPV.

La tasa de mortalidad por cáncer cervical en Japón se mantiene a un nivel muy bajo, comparable a la de la mayoría de los países occidentales. Por lo tanto, equilibrar las graves preocupaciones con respecto a la seguridad de la vacuna contra el VPH frente a sus limitados efectos, es una razón convincente para que Japón no recomiende la vacunación. El gobierno japonés decidió dejar de promover activamente la vacunación contra el VPH a la luz de las dudas surgidas; las críticas del Global Advisory Committee on Vaccine Safety (GACVS) a esta decisión no lo son.

A pesar de no haber llevado a cabo su propia investigación sobre los síntomas que aparecen después de la vacunación del VPH, el GACVS critica las políticas independientes de Japón, Esta crítica constituye un fracaso de la OMS a uno de sus países miembro, al mismo tiempo que intenta obligar al cumplimiento de un calendario utilizando sólo la fuerza de la autoridad como base.  La OMS no está a la altura de su responsabilidad como órgano internacional”

David Healy analiza el caso pareciéndole que en la actualidad se está promoviendo “una necesidad de demostración de la parte afectada” dado que sigue prevaleciendo el mantra de que las vacunas (todas) son seguras y el único riesgo existente es el de no recibirlas una vez que hayan sido recomendadas por cualquier asociación / estamento oficial.

Ya se asume con normalidad la existencia de sobre-medicalización (over-medicalization) pero no se acaba de asumir de igual forma la de sobrevacunación (over-vaccionation).

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http://www.dailymail.co.uk/femail/article-3984248/Melinda-Messenger-stopped-little-girl-having-cervical-cancer-jab.html

El Dr. Grimes (físico de la universidad de Oxford) hizo declaraciones sobre el tema en el Daily Mail con el título “Mothers should listen to the experts” (“Las madres deberían escuchar a los expertos”) contestando a las preocupaciones de la presentadora de TV, Melinda Messenger que había decidido no vacunar a su hija:

“El cáncer de cuello uterino es uno de los pocos cánceres que podemos prevenir, por eso este programa de vacunación es tan importante y es por ello que todos los padres deben asegurar que sus hijas reciban esta inoculación potencialmente salvadora. Gardasil, la forma de la vacuna actualmente utilizada en el Reino Unido, ha sido ampliamente probada durante años y los receptores constantemente monitoreados por posibles efectos adversos. Más de 200 millones de dosis se han administrado en los últimos diez años, con investigaciones y ensayos que se remontan a 1991. La vacuna ha demostrado ser una intervención segura y eficaz con una tasa de complicación extremadamente baja. Sólo el año pasado, un informe basado en datos de más de un millón de receptores concluyó que la vacuna tenía un “perfil de seguridad favorable”. Pero todavía las demandas de “daño por la vacuna” continúan circulando en internet, encontradas por aquellos que consultan diariamente al Dr. Google en vez de recurrir a los profesionales de salud altamente entrenados para el consejo.

Gran parte de esta información proviene de activistas anti-vacunas, no contentos con el daño ya causado por las declaraciones ya desacreditadas y francamente peligrosas que vinculan la vacuna triple vírica con el autismo. Entre las afirmaciones infundadas se encuentra que la vacuna contra el VPH causa trombosis y fatiga crónica. No puedo culpar a nadie cuyo hijo haya enfermado o se sienta permanentemente agotado por buscar una explicación y una causa. Sin embargo, si usted realizando una intervención médica a todos a una cierta edad, como en este caso, es una obviedad médica que algunas personas pueden enfermar en los días, semanas o meses después. Por supuesto, esta enfermedad habría ocurrido hubieran recibido o no el tratamiento. Es mera coincidencia.

Tal vez otro problema con la vacuna, por lo menos para algunos padres, es tener que enfrentarse a la preocupación de que sus hijas probablemente se convertirán en sexualmente activas en un futuro no muy lejano. Pero, aunque es bastante natural, tal temor no le da el derecho a negarle a su hija, ni a las personas con las que pueden estar íntimamente relacionada, la protección proporcionada por esta vacuna. Ante la nueva alerta sobre riesgo de menopausia prematura, el Colegio Americano de Pediatras también lo ha desmentido. Las dudas surgen de un grupo de activistas conservadores que se oponen al derecho al aborto, al matrimonio homosexual y al sexo antes del matrimonio. Su reivindicación está motivada más por la ideología que por cualquier evidencia, y simplemente su alarma va en contra de un abrumador peso de evidencia científica. No hay relación entre el virus del VPH y el fallo prematuro de los ovarios, por lo que no tiene sentido sugerir que la vacuna puede causar esta condición. Aún así, se han presentado varios pleitos contra los fabricantes de Gardasil, apoyados por el grupo ‘Regret’ en Irlanda. El caso llegó a la Corte Suprema irlandesa y, aunque se rechazó, el movimiento no muestra señales de disminuir. 

Sólo necesitamos volver a pensar en el daño causado por la falsa alarma sobre la vacuna triple vírica para recordar cuán peligroso puede ser infundir miedo. Lo que debemos evitar a toda costa son estas historias de desgracias personales, que en última instancia no están relacionadas con la vacuna, que intentan oponerse a un programa de vacunación que podría salvar muchos miles de vidas.”

Annie (una lectora habitual del blog de David Healy) hace un comentario definiendo el comentario del Dr Grimes como una forma de paternalismo / autoritarismo médico vertido en un (pseudo)debate.

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http://www.dailymail.co.uk/femail/article-3984248/Melinda-Messenger-stopped-little-girl-having-cervical-cancer-jab.html

“El artículo de Melinda Messenger está bien escrito” afirma Healy.

Y continua:

“Ni la Motivación ni la Experiencia son siempre correctas, necesitamos idealmente ambas cosas. Pero si debemos elegir entre ellas y, en particular, cuando la motivación está vinculada a una madre cuidando de sus hijos, en nuestro actual mundo de la post-verdad -donde las compañías farmacéuticas son las campeonas como demostró el Estudio 329- personalmente me inclinaría hacia la motivación.”

Healy destaca el distinto manejo que se realiza del consentimiento informado:

“Lo que fue una sorpresa para mí en el artículo fue que mientras Messenger tuvo que remitir el formulario de consentimiento a la escuela dejando claro que no daba su permiso, el día en que los vacunadores estaban en la clase, si finalmente la propia niña de 12 o 13 consentía, podía ser vacunada a pesar de la negativa de los padres.. Pero si una adolescente entra a una esteticista en Gran Bretaña y quiere un piercing, se necesita el consentimiento expreso de los padres, y en Escocia sería ilegal.”

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Existe poca investigación que intente entender las preocupaciones de los padres en relación con las vacunas (una de ellas es el trabajo que están realizando Maite Cruz Piqueras, Joaquín Hortal Carmona, Javier Padilla Bernáldez y Ainhoa Rodríguez García de Cortázar (abstract)):

“La no vacunación ha aparecido en los últimos años como un asunto que de forma recurrente ocupa espacios de debate y discusión en los medios de comunicación, así como declaraciones desde ámbitos ciudadanos, sanitarios, bioéticos y políticos. La polarización frecuentemente planteada entre los posicionamientos acerca de la vacunación dificulta la comprensión de los discursos existentes entre las personas que muestran renuencia vacunal; por ello este trabajo se ha propuesto recoger y analizar los diversos discursos en que se apoya la renuencia vacunal en nuestro entorno y conjugarlos con el marco general de la práctica de las políticas de vacunación en el ámbito de lo sanitario, lo educativo y lo mediático.”

También se acusa a las personas que ponen pleitos a las empresas farmacéuticas y/o a los investigadores que intentan “refutar” los estudios de las empresas farmacéuticas, que tienen “intereses” (tanto individuales como comunitarios). Pero los “intereses” normalmente son bidireccionales.

Por ejemplo, cuanta Healy que en la publicación del estudio 329 hecho por el equpo RIAT, los autores se encontraron con una resistencia colosal de Liz Loder a que se publicara el re-análisis (les dijo que “estaban sesgados”). Tuvieron que “hacer un duelo de conflictos de interés” para aclarar quien tenía más (el marido de Liz Loder trabajaba para una compañía de asesoramiento legal que había sido contratada para la mayoría de dificultades legales con las que se encontró la compañía promotora de este infame estudio. Aparte, la mismísima doctora Loder hizo declaraciones públicas a favor de una combinación de suplementos que casualmente coincidieron con las sustancias activas del fármaco Treximet justo cuando realizó su salida al mercado [años después de que supuestamente Liz Loder había renunciado a todos los lazos empresariales y a su marketing]).

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Aquí creemos que las vacunas tienen que ser defendidas pero sin dogmatismos (ver tuit de @DivulgaMadrid copiado arriba), y no caer en lo que @ed_nong llama dogmaterialismo (ver abajo copia de tuits).

 

Sin título1

Re-leyendo el libro de David Healy “Let them eat prozac” se puede ver que ya hablaba de ello y que sus pronósticos han envejecido muy bien. El (1) “hostage bind” (la atadura del rehén) es aquella situación que impide que el paciente se queje a su médico de los posibles efectos adversos de los precsrito, “para no molestar en exceso y que deje de preocuparse por su salud” (página 274); (2) el exceso de confianza en los RCT que acaba dándole un barniz a las decisiones de “acciones antisépticas” (y todo lo que no se base en eso no es ciencia), asumiendo que si hay estudios sobre vacunas, antidepresivos o estatinas, prescribirlas es tan “inocuo” como hacerlo con un antibiótico (como ahora se ha visto que no lo es tanto [página 275]); (3) la infección por parte de los “mercaderes” a los sanitarios / sistema sanitario con el virus de la inmuno-deficiencia clínica (“clinical immune-deficiency virus (CIV)“) que consiste en negarse a admitir efectos adversos relacionados con sus productos y / o en no-ayudar a las personas afectadas; cuando se alzan críticas y / o quejas sobre algo en concreto, parece que los grupos / las asociaciones de profesionales o las “revistras prestigiosas” tengan como deber programado proteger a unas pocas compañías de las intenciones malignas de la farmacovigilancia [página 286].

Finalizamos con un artículo donde David Healy cita 7 reglas inspiradas en un texto e la web de la BBC (Surrendered husband), parte de la “100 Woman series” que titula “Surrendered doctor“:

  1. Aceptar que cuando se trata de los efectos adversos del tratamiento, el paciente (o sus respectivos familiares) probablemente son los que más saben
  2. Aceptar que mi trabajo sería más interesante si aprendiera a coordinar los esfuerzos de investigación de mis pacientes en vez de estar continuamente dictándoselos
  3. Aceptar que los pacientes continúan viniendo a mí no porque soy bueno en mi trabajo sino porque la sociedad ha hecho imposible poder acceder a muchos fármacos sino es a través de gente como yo
  4. Aceptar que mis acciones están influidas por artículos realizados por escritores fantasma, con datos inaccesibles, y guías clínicas ante las que no he tenido las gónadas de posicionarme en contra
  5. Reconocer que lejos de ser fuentes de sabiduría y compasión mis compañeros y yo podemos ser unos verdaderos canallas si somos cuestionados. Habitualmente soy un obstáculo a tratar más que un caritativo soporte
  6. Los síntomas médicamente inexplicables apuntan a limitaciones del conocimiento médico actual o quizás de mi conocimiento médico. El término no debe ser un eufemismo de histeria

Entrada editada por Abel Novoa con leves modificaciones respecto al texto original remitido por Marc Casañas

 

FUENTE: http://www.nogracias.eu/2017/03/05/sobrevacunacion-y-el-sindrome-de-inmundeficiencia-clinica-adquirida-por-marc-casanas/

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