Eli Zaretsky
23/05/2020

Importante también para gestionar un rebaño es destruir toda forma de pensamiento crítico, sobre todo de cualquier cosa que ponga en tela de juicio la supremacía de la propiedad privada. A la multitud se le enseñó a reaccionar con negatividad instintiva, incluso furiosa, a cualquier idea que pudiera describirse como ‘socialista’ o ‘comunista’. No sólo hizo esto más sumiso al rebaño, creó un sentimiento de superioridad narcisista que ayudó a sus miembros a aceptar la drástica pérdida de derechos largamente asentados. La clase superior, que había vivido con el temor de levantamientos de la grey hasta que sofocó las rebeliones de los años 60, se quedó asombrada de la facilidad con que cejaba el rebaño en la creencia de que tenía derecho a empleo, vivienda y buenas escuelas. También resultó de ayuda, como en el caso de las aves de corral y el ganado, el uso de drogas (heroína, cocaína y metanfetamina). Lo más fundamental, sin embargo, fue convencer a las masas de que tenían poco o ningún derecho a la atención médica
La intensa ansiedad que esto produjo en el plano de la seguridad ontológica se vio anestesiada por la alimentación forzosa del crédito, el entretenimiento y los bienes de consumo. El rebañó engordó, se volvió más sumiso y menos curioso, aunque se continuó con el uso de látigos, picas y mutilación. Al reblandecimiento de su ‘ser de especie” básico se añadió la insensibilidad al sufrimiento de los demás. La matanza de musulmanes y mexicanos discurrió a la par que la destrucción de los vínculos sociales en el proceso de domesticación.
La riqueza producida por las ‘modernas’ técnicas de manejo de rebaños era enorme, y sostenía algunas de las más hermosa viviendas, universidades e instituciones artísticas, a disposición de la clase superior. Ya no había necesidad alguna de temer rebeliones, pues siempre era posible aquietar el descontento metiendo a alguien de la grey en la clase superior. Había, sin embargo, un fallo en el sistema: hacía falta mantener vivo a cierto número de proletas, y eso sangraba los dineros de los hinchados e hipertrofiados ricos.
Cuando el coronavirus les presentó el dilema de escoger entre dejar morir a la gente y cerrar ‘la economía’, no cupo duda de qué es lo que elegirían los amos. Una grey que ya había hecho sacrificar a sus miembros más peleones e inquisitivos, y que se había vuelto sumisa, se acostumbraría fácilmente al sacrificio de unos dos mil, o cosa así, al día. Era sólo cuestión de mantener sano al resto del rebaño.
Fuente:
Traducción:Lucas Antón
FUENTE: https://www.sinpermiso.info/textos/eeuu-sacrificar-al-rebano-una-modesta-proposicion