COCHRANE EXPULSA A PETER GOTZSCHE

15 septiembre 2018 by  in Noticias – 4 Comments

Grave crisis en Cochrane

En una ajustada votación de la Junta de Gobierno se decide expulsar al reconocido investigador Peter C. Gøtzsche de la organización Cochrane Collaboration que ayudó a fundar 

Tras la expulsión de Gøtzsche, dimiten cuatro miembros de la Junta de Gobierno

Cochrane agrava su crisis de credibilidad en relación con la mala gestión realizada al responder a las graves críticas que Gøtzsche y dos miembros más de la organización han realizado a la reciente revisión publicada sobre la efectividad y seguridad de la vacuna del papiloma.

El científico critica la grave deriva mercantilista de la organización, exige la dimisión de los actuales responsable y los acusa de autoritarismo, censura y debilidad frente a las presiones de la industria farmacéutica y otros grupos de interés.   

http://www.deadlymedicines.dk/wp-content/uploads/2018/09/Moral-crisis-in-Cochrane.pdf

Publicamos y traducimos la carta que Peter C. Gøtzsche acaba de publicar en su blog.

Una crisis de gobernabilidad moral: la creciente falta de colaboración democrática y pluralismo científico en Cochrane      

Lamento informarles que he sido expulsado del actual equipo de la Junta de Gobierno de la Colaboración Cochrane, con el voto favorable de 6 de los 13 miembros de la Junta de Gobierno. Se me ha expulsado sin una justificación clara y razonada excepto acusarme de causar “descrédito” a la organización. Esta es la primera vez en 25 años que un miembro ha sido excluido como miembro de Cochrane. Esta acción sin precedentes, tomada por una minoría de la Junta de Gobierno, es desproporcionada y perjudicial para Cochrane, así como para los intereses de la salud pública.

Como resultado de esta decisión, y debido a una serie de cuestiones más amplias relacionadas con la gobernanza inadecuada de Cochrane, contraria a sus principios y objetivos, otros cuatro miembros de la Junta han dimitido. La Colaboración Cochrane ha entrado en un territorio inexplorado de crisis y falta de dirección estratégica. La recuperación de esta situación calamitosa requeriría la disolución del actual Consejo, nuevas elecciones y generar un amplio debate participativo sobre la estrategia futura y los criterios que deben presidir el gobierno de la organización. En solo 24 horas, la Junta de Gobierno Cochrane, de trece miembros, ha perdido a cinco de ellos, cuatro de los cuales son directores de centros y miembros clave de la organización en diferentes países.

Recientemente, el equipo central ejecutivo de Cochrane no ha podido activar las salvaguardias adecuadas, no solo técnicas (que generalmente son excelentes), para asegurar políticas suficientes en los campos de la
epistemología, la ética y la moralidad. Transparencia, debate abierto, crítica y participación ampliada son herramientas que garantizan la reducción de la incertidumbre de las revisiones y mejoran la percepción pública del proceso científico democrático. Estas son condiciones y herramientas que no se pueden eliminar, como ha sucedido recientemente, sin poner en seria duda el compromiso científico de Cochrane y erosionar la confianza pública en el trabajo de Cochrane. Mi expulsión debería verse en este contexto.

También ha habido un serio déficit democrático. El papel de la Junta de Gobierno ha sido radicalmente debilitado debido al control intenso del actual equipo central ejecutivo, convirtiéndose cada vez más en una mera instancia testimonial para legitimar propuestas cerradas, sin que se permita el intercambio de puntos de vista y formular nuevas políticas. En docenas de cuestiones, el Consejo solo puede votar sí o no, con muy poca oportunidad para enmendar o modificar las propuestas del equipo ejecutivo.

Esta creciente cultura autoritaria y jerárquica así como un modelo de negocio cada vez más comercial impuestos por parte del liderazgo de Cochrane en los últimos años, amenazan a los objetivos científicos, morales y sociales de la organización. Muchos centros Cochrane han sufrido las presiones negativas y la falta de diálogo que impone el Director Ejecutivo (CEO) desde la oficina central. Al intentar alertar a los responsables de Cochrane de estas preocupantes tendencias, que afectan negativamente la operabilidad y percepción de nuestro trabajo científico, el Nordic Cochrane Centre ha recibido amenazas y ha sufrido limitaciones presupuestarias. Muchos de los directores y personal clave de los centros Cochrane más antiguos en el mundo han transmitido su desacuerdo sobre cómo interactúan los responsables ejecutivos de las oficinas centrales. A pesar de que el objetivo de estas interacciones debería ser mejorar la calidad de nuestro trabajo, el enfoque de mano dura ha creado situaciones conflictivas cuando se plantean nuevas iniciativas científicas, más colaboración abierta y libertad académica. También ha habido críticas internas sobre excesos en la divulgación de revisiones favorables, conflictos de interés y los sesgos de algunos comentarios de expertos utilizados por el departamento de traslación del conocimiento de Cochrane.

Al mismo tiempo, Cochrane ha estado otorgando cada vez menos prioridad e importancia a su entorno cívico y su compromiso político para promover el acceso abierto, la apertura de datos, la transparencia científica, evitar confictos de interés y, en general, promover un modelo de innovación de interés público. Yo percibo que estos problemas están intrincadamente relacionados con la provisión de una “mejor evidencia” que los fines de Cochrane profesan. Recientemente, el liderazgo ejecutivo de Cochrane incluso se ha negado a comentar públicamente su opinión sobre las nuevas políticas tecnológicas que restringen el acceso abierto a los datos a pesar del hecho de que estas políticas impiden que Cochrane puede cumplir sus propios objetivos. Hay una obvia resistencia a decir cualquier cosa que pueda molestar los intereses de la industria farmacéutica. La excusa de la falta de tiempo y personal (alrededor de 50) no es creíble.

También ha habido una gran resistencia y estancamiento por parte del equipo ejecutive central para mejorar las políticas de conficto de Interés de Cochrane. Hace un año, propuse que no debería haber autores de revisiones Cochrane con relaciones financieras con empresas relacionadas con el producto revisado. Esta propuesta fue apoyada por otros miembros de la Junta, pero no progresó en absoluto.

El liderazgo ejecutivo de Cochrane casi siempre usa términos comerciales como “marca”, “productos” y “negocio” que no responden a lo que es una red de colaboración científica que comparte valores como cooperación, independencia y apertura. Para disgusto de muchos líderes sénior en Cochrane, la palabra “Collaboration”, que es parte de nuestro nombre, ha sido eliminada en las comunicaciones internas. Sin embargo, es precisamente la “colaboración” la clave de lo que distingue a Cochrane de otras organizaciones científicas donde la competencia domina los procesos internos. La colaboración, el compromiso social, nuestra independencia de los intereses comerciales y nuestra mutua generosidad es lo que las personas que trabajamos en Cochrane siempre hemos apreciado más y lo que otorga valor añadido a nuestro trabajo.

A menudo se olvida que somos una organización científica, cuya supervivencia depende del altruismo de miles de donantes  y la contribución de diversos gobiernos en todo el mundo. Hacemos una contribución sustancial a la comprensión e interpretación que las personas realizan sobre la evidencia científica existente acerca de los beneficios y daños de las intervenciones, dispositivos y procedimientos que impactan en la población.

Nuestro trabajo informa decisiones políticas en todo el mundo, influye en los protocolos médicos y en los procesos de comercialización de nuevos medicamentos que llevan a cabo las agencias reguladoras más importantes. Por lo tanto, la integridad de la Colaboración Cochrane es primordial. Nos enorgullecemos de ser proveedores globales de “evidencia confiable” sobre una base de valores como la apertura, la transparencia y la colaboración.

Sin embargo, en los últimos años, Cochrane ha virado significativamente hacia un modelo de negocio: un enfoque impulsado por los beneficios. A pesar de que es una organización sin ánimo de lucro, nuestras estrategias de monetizar “marca” y “productos” están siendo priorizadas sobre la obtención de resultados científicos independientes, éticos y socialmente responsables. En contra de los nuestros fines fundacionales, mi centro y otros nos hemos tenido que enfrentar a cada vez más intentos de censura científica y limitaciones del debate científico pluralista y abierto sobre los méritos científicos de las revisiones Cochrane que informan sobre los beneficios y daños de los distintas intervenciones utilizadas en la práctica médica.

Esta crisis de gobernanza moral de la Colaboración Cochrane fue la que me decidió a postularme para un puesto en la Junta de Gobierno para la que fui elegido a principios de 2017, con la mayoría de los votos de los 11 candidatos. Lo consideré un logro si consideramos que yo era el único que había expresado críticas a nuestro liderazgo. Lamentablemente,  hoy he sido expulsado debido a mi “comportamiento”, mientras que la agenda oculta detrás de mi expulsión es una estrategia clara para que Cochrane se aleje cada vez más de sus objetos y fines originales. Esta no es una cuestión personal. Es un asunto político, científico y moral que tiene que ver con el futuro de Cochrane. Como la mayoría de la gente sabe, gran parte de mi trabajo no es muy favorable a los intereses financieros de la industria farmacéutica. Debido a esto, Cochrane se ha enfrentado a presiones, críticas y quejas. Mi expulsión es el resultado de estas campañas.

Lo que está en juego es la capacidad de producir evidencia médica creíble y confiable, algo que nuestra sociedad valora y necesita.

 

FUENTE: http://www.nogracias.eu/2018/09/15/cochrane-expulsa-peter-gotzsche/

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