Ni locas ni antivacunas, ciudadanas. A propósito de la campaña de insultos a la Asociación de Afectadas por Vacuna del Papiloma (AAVP). Por Abel Novoa

https://www.galiciapress.es/texto-diario/mostrar/1290401/carta-afectadas-vacuna-papiloma-abel-caballero

Entrada dedicada a Nacho García (@carbonlump)

No son antivacunas. Tampoco locas.

Son familias que piensan que pueden haber sido afectadas por la vacuna del papiloma virus y exigen más investigación, información previa a la vacunación y prudencia en su administración.

Su presidenta, Alicia Capilla, le ha escrito una carta al alcalde censor socialista, Abel Caballero:

“Hace unas semanas usted consideró que tenía derecho a vetar una jornada dirigida a las mujeres, organizada por la eurodiputada Lidia Senra, al impedir su celebración en una sala previamente reservada del espacio municipal del MARCO. El argumento esgrimido fue que en dicha jornada iba a participar una asociación “antivacunas”. Por supuesto, usted no aportó ningún dato que avalara dicha afirmación. Pero sobre todo no tuvo en cuenta que AAVP somos una asociación de afectadas por habernos vacunado, y que por lo tanto creemos, como el que más, en el carácter preventivo de las vacunas y en su necesidad. De lo contrario, como usted comprenderá, no nos habríamos vacunado.”

https://www.elsaltodiario.com/vacunas/diez-anos-virus-papiloma-humano

Coincidiendo con esta carta, se ha publicado un artículo periodístico en El Salto donde se resaltan unas declaraciones de Alicia Capilla quejándose del trato que están recibiendo:

“Capilla llama la atención sobre cómo ha mutado lo que considera una estrategia para desprestigiarlas. “Primero nos llamaron ‘locas’, cuando argumentaban que era psicológico; ahora nos llaman ‘antivacunas’”, dice en referencia a la cancelación de una charla en Vigo a mediados de diciembre después de que varios medios calificaran a su organización como “antivacunas”. “Si fuéramos ‘antivacunas’, no estaríamos así”, zanja.”

Ni locas ni antivacunas.

La Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma (en adelante AAVP) es una asociación ciudadana de familias que se creen afectadas por la vacuna del VPH y que piensan que las cosas pueden hacerse mejor desde el punto de vista científico, regulatorio y asistencial en relación con la vigilancia, estudio y atención de los síntomas que muchas niñas desarrollan después de la vacunación.

¿Significa que la AAVP tiene razón en todo lo que dice o pide? Pues seguramente no. Pero no tener razón en todo lo que piden no les priva del derecho a pedirlo en una democracia. Hay muchos ejemplos de asociaciones de personas que se consideran víctimas de negligencias (como la asociación de las víctimas del accidente del metro de Valencia) o regulaciones (asociaciones de víctimas de las clausulas suelo) que, con seguridad, no tienen razón en todas sus demandas pero nadie les quita el derecho a realizarlas.

¿Por qué a la AAVP entonces se le ataca con tanta virulencia? Nacho García, por ejemplo en este tuitt (arriba) pone en duda el derecho a respetar su mera existencia.

La razón la da en otra respuesta.

Es decir, todo lo que diga la ciencia es verdad absoluta, incontrovertible e inamovible a no ser que sea refutado por la propia ciencia. Osea, ¿la sociedad civil puede organizarse para exigir derechos excepto si esos derechos van en contra de hechos científicos?

Esta es una falacia frecuente entre los mal denominados escépticos: pensar que la ciencia es un sistema independiente de cualquier interés que no sea la verdad, que es siempre objetiva (no sometida a sesgos inconscientes o conscientes de los investigadores) y con suficientes instrumentos de autoregulación (metodología, revisión por pares, reproducibilidad, etc..) para garantizar su calidad.

Pues siento despertar a Nacho de sus suelos positivistas (ya es hora, porque la ciencia lleva más de 100 años sin ser positivista). Los hechos siempre son controvertidos, especialmente aquellos que proceden de la investigación que es una actividad humana que responde a todo tipo de influencias no científicas.

Veamos.

https://www.bmj.com/content/363/bmj.k3654

En este reciente texto del BMJ se repasaban las formas más frecuentes de influencia de las empresas financiadoras de los experimentos en los resultados, su explotación estadística y su divulgación. En una serie de 200 ensayos clínicos financiados por la industria y publicados en las mejores revistas científicas, se encontró que más del 90% fueron ensayos diseñados y realizados total o parcialmente por empleados de la industria; en más del 50% de los ensayos, el análisis estadístico de los datos fue realizado en exclusiva, sin participación de los investigadores, por la industria financiadora o la CRO contratada por dicha industria; en el 87% de las publicaciones había coautores que eran empleados de la industria o de la CRO o que en el 98% de los ensayos existían acuerdos de confidencialidad firmados por los investigadores que les impedía hablar libremente de los datos encontrados.

La conclusión de los autores era que sólo el 4% de los ensayos clínicos financiados por la industria revisados podía ser considerado independiente (nuestro comentario a este artículo aquí).

La falta de independencia a la hora de priorizar objetivos de la investigación, diseñar los experimentos, llevarlos a cabo o divulgarlos en artículos es un enorme problema porque está teniendo graves consecuencias en la credibilidad y productividad de la investigación biomédica.

Tres ejemplos.

La credibilidad de los experimentos en biomedicina se encuentra en la parte inferior de la jerarquía de las ciencias

El 85% de la investigación está siendo desperdiciada por no producir conocimiento útil para los enfermos

https://www.nesta.org.uk/report/biomedical-bubble/

Las políticas científicas de países líderes como Reino Unido comienzan a considerar la biomedicina una burbuja sobrevalorada.

No solo es un problema relacionado con que la financiación de los experimentos acabe influyendo en sus resultados sino también con que toda la cadena del conocimiento (generación, difusión o aplicación) también se ve afectada por los ingentes intereses económicos e industriales existentes

https://www.ahajournals.org/doi/pdf/10.1161/CIRCOUTCOMES.118.004889

Valga como ejemplo este comentario del científico médico más citado del mundo, John Ioannidis, en el Circulation, donde pedía que las sociedades científicas dejaran de producir Guías de Práctica Clínica o documentos de definición de enfermedades por estar “homogeneizando de forma sesgada, organizada y colectiva la ignorancia”.

https://royalsocietypublishing.org/doi/full/10.1098/rsos.160384

Pero además de los intereses económicos, también los académicos contribuyen a introducir numerosos sesgos en los experimentos y textos científicos. Ver por ejemplo este texto reciente

En definitiva, la ciencia no es un sistema libre de sesgos e influencias indebidas. La biomedicina, todavía menos.

Tan es así que Stegenga, un filósofo del conocimiento ha publicado un libro hace unos meses titulado Medical Nihilism donde propone, tras argumentar brillantemente la maleabilidad de la ciencia biomédica, una regla metacientífica sorprendente:

“El nihilismo médico es esa visión que propugna que debemos tener, por principio, baja confianza en la efectividad de cualquier intervención médica, independientemente de las pruebas experimentales que la avalen”

Esta regla debería servir como guía de actuación para cualquier buen escéptico y tu frase del perfil de twitter Nacho, la resume perfectamente: “Mejor una duda que un mal axioma”

Pocas dudas muestra Nacho al creer en el axioma “la ciencia detrás de la vacuna del papiloma ha dicho todo lo que tenía que decir”.

En ciencia nunca es así pero en el paradigma del nihilismo médico donde lamentablemente nos encontramos, todavía menos.

Estas dudas, sobre todo en relación con la seguridad -porque con la efectividad, tras 10 años de vacunación mundial, no hay evidencias todavía de que la vacuna haya disminuido la mortalidad global relacionada con el cáncer de cérvix- siguen existiendo, lamentablemente.

A ver.

https://ebm.bmj.com/content/23/5/165

En efecto. Las críticas a la última revisión Cochrane sobre las vacunasseñalan:

+ No tenemos acceso a todos los resultados de todos los ensayos clínicos realizados con esta vacuna hasta el momento

+ Hay sesgos en la metodología que tienden a infravalorar los efectos secundarios de la vacuna (sobre todo por la utilización de comparadores activos)

+ No se han evaluado globalmente y de manera agregada (conceptualizados bajo el mismo epígrafe para que puedan ser sumados) los efectos secundarios descritos de manera muy heterogénea en distintas bases de datos.

Posteriormente a la crítica de Jorgensen y colaboradores, respondida (de manera insuficiente) por los editores jefe de Cochrane, apareció otra crítica independiente de la primera y coincidente en parte.

Estos autores critican la calidad de los estudios; que análisis de subgrupos post hoc sean presentados como resultados de ensayos controlados aleatorios; no reconocimiento por lo autores del sesgo de publicación y del sesgo de divulgación selectiva; diseños inadecuados de los ensayos; que no se utilicen datos no publicados pero accesibles y los conflictos de interés de los autores de la revisión Cochrane.

Los autores suizos han intentado sin éxito, desde hace 6 años, que sus argumentos, con datos extraídos de archivos de la FDA tras un proceso judicial, fueran considerados por los revisores Cochrane y los propios editores. Su conclusión es semejante a la de Jorgensen y colaboradores:

“Seis años de oportunidades perdidas para corregir los problemas básicos han pasado de largo. Ahora, los recientes acontecimientos parecen confirmar que difícilmente podemos contar con Cochrane para una evaluación rigurosa de las pruebas. Considerando los fallos metodológicas y los conflictos de interés del equipo de revisión, nosotros debemos aceptar que las conclusiones de Cochrane sobre las vacunas contra el VPH se basan en en ciencia pobre y, por lo tanto, no relevante.”

Pero si la ciencia detrás de las vacunas del papiloma sigue siendo controvertida debido a los sesgos existentes en todo el proceso, las actuaciones de las agencias reguladoras al respecto también dejan mucho que desear.

http://nordic.cochrane.org/sites/nordic.cochrane.org/files/public/uploads/ResearchHighlights/Complaint-to-EMA-over-EMA.pdf

Un extenso documento del Centro Nórdico Cochrane criticaba la falta de buen gobierno en todo el proceso de revisión de seguridad de la vacuna realizada por la EMA: falta de rendición de cuentas a los ciudadanos en relación con las incertidumbres existentes, imposición de obligación de secreto a los miembros del grupo de trabajo y los expertos científicos que han evaluado la vacuna, admitir a expertos con conflictos de interés o analizar datos de farmacovigilancia de los propios fabricantes (ver aquí nuestra entrada al respecto)

Jefferson y Jorgensen relataban en el IJME también los problemas de gobernanza que rodearon la revisión de la EMA:

“En este artículo, revisamos documentos relevantes que hasta ahora no se habían hecho públicos. Algunos documentos se obtuvieron a través de una solicitud amparada en la Ley de Libertad de Información. Nuestra evaluación plantea cuestiones sobre la transparencia y la confiabilidad de la revisión del Comité de Evaluación de Riesgo de Farmacovigilancia de la EMA (PRAC).”

Esa documentación mostraba las respuestas poco convincente de los fabricantes, tachado de algunos documentos manejados por el PRAC o la falta de consenso de los expertos evaluadores de la EMA (que hizo que dos de esos expertos, los médicos holandeses, Dr. Luc Kiebooms y el Dr. Andre Davos, recomendaran un monitoreo de los datos independiente de los fabricantes, algo rechazado por el PRAC).

Las conclusiones denuncian la falta de transparencia, rendición de cuentas e independencia de la evaluación de la EMA:

“Puede ser que el desajuste entre los ensayos que la EMA tiene archivados y los ensayos incluidos por los fabricantes en sus solicitudes de comercialización sean perfectamente razonables. Sin embargo, los reguladores y los fabricantes deben darse cuenta de que tanto la falta de claridad como no divulgar toda la información, puede abonar teorías conspirativas. Esto perjudica la confianza del público y distorsiona sus opiniones sobre las vacunas o los medicamentos y el uso de estos productos. El rechazo de los argumentos de los dos médicos holandeses, los requisitos de confidencialidad de los relatores y la renuencia del PRAC a revelar la identidad de sus expertos y sus conflictos de intereses generan inquietud por el secretismo que rodea la revisión.”

Le hago notar, Nacho, que estos son criterios democráticos, no científicos. Los criterios de calidad democrática nada tienen que decir sobre la metodología de investigación pero sí sobre las garantías que ha de tener todo el proceso para que obtenga credibilidad: transparencia, independencia, rendición de cuentas, publicidad, etc. La ciencia debe ser a la vez rigurosa (valores epistémicos) y democrática (valores no epistémicos).

Lamentablemente, como señalan Jefferson y Jorgensen, estos criterios democráticos no se están dando en la EMA (tampoco en la organización Cochrane)

Ya acabando esta larga contestación a Nacho García y volviendo a legitimidad de la AAVP. Los movimientos ciudadanos son fundamentales en la mejora de nuestras democracias y cualquier intento de censurarlos va contra su calidad.

En este caso, la AAVP tiene una cuádruple legitimidad para su existencia y, por tanto, para tener todo el derecho a ser respetada por usted, por la Dra. Lucía Galán o por el experto (con conflictos de interés con las compañías que venden las vacunas) Federico Martinón (tener conflictos de interés no implica mala praxis pero sí la necesidad de declararlos antes de poner en duda la moralidad de los demás de manera que la evaluación pública sobre la credibilidad de las partes sea equilibrada).

+ Todas las vacunas tiene efectos secundarios: que la vacuna haya sido declarada “segura” no implica que carezca de efectos secundarios y esas familias tiene toda la legitimidad a exigir que las autoridades contemplen la posibilidad real de que algunas niñas sufran de dichos efectos secundarios y tengan derecho, por tanto, a una atención específica sin que sean tachadas de histéricas, manipuladoras o rentistas.

http://www.elsevier.es/es-revista-medicina-clinica-2-articulo-razones-un-programa-compensacion-danos-S0025775313001280

+ En España no existe un sistema de compensación de daños por los efectos secundarios de las vacunas. Parecería lógico que una intervención que afecta a niños y niñas sanas, con capacidad de producir daño, por infrecuente que éste pueda ser, tenga ciertas garantías de compensación por los efectos secundarios por parte del estado, sobre todo porque es un acto no solo con consecuencias individuales sino también de bien común (en el caso de las vacunas con capacidad de generar inmunidad de rebaño). La AAVP tiene todo el derecho a reclamar, como hacen muchos expertos, que ese sistema se instaure en España

+ La investigación sobre la efectividad y seguridad de las vacunas del papiloma sigue siendo motivo de debate científico por el control comercial de los experimentos y, por tanto, la AAVP tiene todo el derecho a solicitar a políticos, reguladores y científicos que esas controversias sean resueltas con investigación independiente.

+ Las agencias reguladoras, en concreto la EMA, y la organización Cochrane (ambas financiadas con fondos públicos) han mostrado fallos en sus procedimientos de gobierno. La AAVP tiene todo el derecho a presionar a políticos y reguladores para que esos déficits sean solucionados lo antes posible.

Ante estas incertidumbres, la existencia de un procedimiento seguro y avalado de prevención del cáncer de cérvix como es la citología cervical, la AAVP tiene todo el derecho a solicitar una moratoria al programa de vacunación. Desde luego, mientras el programa siga funcionando, las compañías no tendrán ningún interés en aclarar las dudas que siguen, lamentablemente, existiendo.

Señor Nacho García y Drs. Galán y Martinón.

Sus insultos en redes a las familias de niñas que se sienten afectadas por la vacuna del papiloma (las que se sienten víctimas y las que lo son realmente) y los organizadores del acto, además de impresentables desde el punto de vista de unas mínimas normas éticas de respeto, son profundamente injustos por estar basados en presupuestos falsos (que la AAVP es antivacunas).

Son también actitudes anticientíficas al no hacerse cargo de las debilidades del proceso de producción de conocimiento y de la necesidad de que ciudadanos, profesionales e investigadores sigamos influyendo para que la calidad de la ciencia siga mejorando. Rigor científico y valores democráticos son ineludibles para que el conocimiento sea sólido.

Ademas, esta campaña es antidemocrática por no respetar el derecho a la libertad de conciencia y opinión; por no reconocer el derecho a que los ciudadanos se organicen para solicitar lo que creen justo (tengan o no razón) y por haber causado una reacción autoritaria del socialista ayuntamiento de Vigo que impidió el ejercicio efectivo del derecho de reunión al negar un local, que ya había concedido, para una reunión legítima.

Yo espero que personas razonables y de buena voluntad como seguro son ustedes reflexionen y pidan disculpas tanto a la AAVP como a los organizadores del acto.

También espero que el alcalde de Vigo y las autoridades de la consejería de sanidad de Galicia actúen con sentido y sensibilidad y reconozcan el error al censurar este acto y difamar a sus participantes con el calificativo de antivacunas.

Abel Novoa es médico de familia, coordinador del Grupo de Bioética de la semFYC y presidente de NoGracias

 

FUENTE: http://www.nogracias.eu/2019/01/01/locas-antivacunas-ciudadanas-proposito-la-campana-insultos-la-asociacion-afectadas-vacuna-del-papiloma-aavp-abel-novoa/

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