
Frente al frío tecnicismo de la terminología médica el autor aboga por que el paciente exprese su situación con sus propias palabras que, como apunta, recogen aspectos vivenciales.
Al aceptar la visión del médico el paciente pierde su propio mundo
Hay ocasiones en que el médico “impone” su visión al paciente, y éste se siente con mayor poder si renuncia a su propio discurso y acepta el del profesional.
La visión del médico es útil para el trabajo del propio médico, pero esta visión en “manos” del paciente es tóxica pues envenena sus propias vivencias y sus posibilidades de enfrentarse a los cambios que provoca la enfermedad.
Cuando los pacientes simplifican y/o renuncian a sus relatos renuncian a gran parte del poder de vivir “sanamente” la enfermedad y la muerte, al tiempo que pierden el control de su vida y de su salud.
Al aceptar la visión del médico, el paciente pierde la posibilidad de buscar alternativas explicativas pues su mundo queda encerrado entre las paredes del vocabulario médico, a veces acertado, a veces errado.
Ejemplos
Me duele la espalda
Tengo hernia lumbar
Estoy de parto
Estoy en el inicio del periodo expulsivo
Antoñito no me crece
Antoñito está en un percentil 70
Me va a empezar otra vez el dolor de cabeza
Estoy en fase prodómica de migraña
Este cáncer me va a matar
Estoy en T2, N1, G4
Me duele a rabiar
Pondría un 10 en la escala analógica del dolor
Soy feliz
No necesito antidepresivos
¡Chico, me he quedado bien a gusto!
He tenido un orgasmo clitoriano y vaginal
Tengo miedo a la muerte
Me domina la tanofobia
No me entra el aire
Doy en rojo el flujo espiratorio máximo
No se me empina
Tengo disfunción erectil
¿Crees que si cago negro es importante?
¿Crees que tener melenas es importante?
Me duele con la regla
Tengo dismenorrea
Me he cogido una borrachera
Tengo una intoxicación etílica
Me estoy muriendo
Falla mi eyección sistólica
Me despierto de madrugada, y ya no me duermo
Tengo un despertar precoz
Al orinar, el chorro me cae en los zapatos
Tengo un flujo urinario débil
Me hablan desde la Luna
Tengo alucinaciones auditivas
Mi niño tiene dolor de garganta, ¿necesita medicación?
Mi niño tiene amigdalitis y necesita antibióticos
No te bañes, estarás dos semanas con tos
No te bañes, que estarás 15 con bronquitis
Tengo molestia crónica de la garganta, ¿tomo algo?
Tengo ácido en la garganta, quiero pantoprazol
Se me duerme la mano derecha
Tengo parestesias en la mano derecha
Llevo tres meses sin regla
Tengo una amenorrea de tres meses
Tengo un trancazo
Estoy con gripe A
Es como si tuviese grillos en el oído
Tengo tinnitus
Me querría morir
Tengo ideación suicida
Me he roto el brazo, cerca del codo
Me fracturé el húmero, tercio distal
Se me ha inflamado un huevo
Tengo orquitis
Me sale líquido, como leche, por el pezón
Tengo galactorrea
Veo doble
Tengo diplopia
He vomitado como sangre
He tenido una hematemesis
Tengo mareos
Tengo vértigo periférico
Esta niña es muy tranquila
Esta niña está deprimida
El paciente ciego
Si se “impone” la visión del médico, el paciente acepta que la subjetividad profesional se convierta en la suya propia y pierde con ello su propia vivencia. Así, cuando el paciente con cáncer de estómago habla de su problema con sus amigos como “T2, N1, G4” (clasificaciones de diferenciación y extensión de cánceres), como si esa objetividad le librara de expresar sus sentimientos, pierde la posibilidad de compartir un manojo de emociones y al final estalla en lágrimas en cuanto se encierra en su soledad, en casa.
En otro ejemplo, cuando las madres hablan entre ellas casi exclusivamente de la “biometría” de sus hijos, del “percentil” de crecimiento de sus bebés, pierden la oportunidad de compartir cosas tan importantes como la experiencia increíble de percibir el crecimiento del hijo ligado a la lactancia y a sus sensaciones cuando mama el bebé, que conmueven a la mujer hasta el alma.
Las palabras médicas devienen “divinas palabras” que en su rotundidad suelen imponer una visión biológica y técnica que elimina la riqueza del lenguaje de quien tiene la experiencia y la maestría que impone el sufrir.
Síntesis
Cuando el paciente acepta y utiliza el lenguaje médico para interpretar su padecer queda cegado para verse como ser doliente y es expropiado de su propia salud. Las palabras no son inocentes, las palabras médicas tampoco.
FUENTE https://www.actasanitaria.com/cuando-el-paciente-mira-con-mirada-de-medico-se-ciega/